CAPÍTULO 8: Inicio del Festival

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Ya iba a llegar a su jubilación y se enorgullecía por eso. El policía que salvó Meliral de la corrupción del anterior Cabeza de Policía, Kim, quien financió los casinos clandestinos de las mafias infiltradas de Tierras del Oeste desde Meliral. Al asumir el cargo, ayudar al Cabeza de la ciudad de Delrian a denunciar las mafias del Imperio de Garnos ante la Unión del Este, y llevar casi cuarenta años en el puesto, Jair sintió que llegó a sus últimos momentos en el cargo más importante de la ciudad. Entró en el puesto en el año 1658 E.V. y se mantuvo en el hasta el presente año, 1697 E.V. Comenzó su puesto en un caso bastante grave en la corte y ahora se encontraba de pie en su despacho probándose su mejor atuendo de gala modelando frente al espejo.

-Nada mal para un Duende Policía. -Se dijo en voz alta acomodando su corbata de moño en el centro. No tenía una buena impresión de sí mismo pero su visión positiva no lo hizo caer en esas tonterías esa tarde.

Tenía un último trabajo antes de retirarse, vigilar el baile de Meliral como anfitrión. Se decidió que si la noche acababa bien iba a presentar su tramité para vivir feliz sus últimos días programando todos los tramites a tiempo para que, al año, se realicen las votaciones para elegir al próximo Cabeza de Policía. Esta vez sería como debería ser, por elección del pueblo, no por reemplazo o golpe. Había observado muy de cerca la reconstrucción del castillo. Se percató de cada material que era exportado de otras ciudades y de las Tierras del Oeste. Verificó a todos los invitados de honor desde la entrada del Hotel Real. Todo parecía marchar en orden. No hubo nada sospechoso en ningún material ni nada ilegal presentado. El castillo termino de construirse el mes pasado con algunos días de demora. La mañana anterior había revisado la entrada de los invitados de la gala e inspeccionado sus maletas en la sala del hotel, y, aunque encontró pertenencias alarmantes de tener en familias de alto rango y respeto, no encontró nada peligroso para denunciar. Luego se encargó de administrar los boletos y las entradas, asimismo de ordenar las decoraciones con el mismo resultado. En la noche se mantuvo en vela vigilando los pasillos del Hotel Real más solo encontró un merodeador nocturno que muchos otros policías reportaron haber visto también, nadie lo atrapó ni lo reportó. Inútiles -pensó. - Pero, ¿yo también lo tuve casi en mis manos? La mañana de ese día pasó tal y como él quería. Solo Asrey, su asistente, lo fastidió con papeleos y comentarios estúpidos que le hacían hervir la sangre, aún así no pudo hacer nada bruto contra él, ni golpearlo, iría directo a su reporte y eso marcaria cinco años más de servicio que se sumaría a las cortes y más papeleo. Cuidó cada detalle para que todo saliera como él quería sin ningún cabo suelto. Repasar mentalmente su colaboración disminuyó su estrés, de pie en ese espejo sus planes eran probar su nuevo traje de gala antes de asistir a la fiesta, después volver a revisar los papeles y partir directo a la celebración.

-Excelente traje, gordo. No revientan los botones, grandes medidas la de las hadas. -Asrey se apareció de pie en la entrada de su oficina mirándolo con su sonrisa burlona bastante típica de él. Jair respiró hondo repitiendo en su mente que no se enoje. Permitía ese tipo de comentarios a sus amigos del trabajo que eran casi de su edad cuya confianza pasaba limites, pero no a un mocoso que solo fue un estorbo desde que entró al servicio. Juraría que vio desaparecer papeles de la archivadora de su oficina. -Iras de payaso a la "Gran Fiesta".

-Si, es mi trabajo. Solo este y... -Estaba a punto de mencionar sus planes a futuro, pero decidió callar. Ese tarado tendría un plan para echarlo a perder como casi todo lo que se propuso. Por su culpa múltiples investigaciones salieron mal o no se han concretado por su falta de cooperación y cobardía en varios puntos. -Volverá todo a la normalidad.

-Estar sentado en tu oficina tomando notas de las idioteces que los imbéciles de aquí hacen y notifican con la nueva radio no es gran cosa. -Parecía tratar de llegar a un punto, temía que el fuera a saber que se iba a retirar y su intención de sabotearlo. - ¿Sabes? Si yo fuera Cabeza de Policía estaría más al tanto de esta ciudad que con esa corbata.

Baile de Condenados (Relámpagos del Este-Libro 1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora