Capitulo 7

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La noche cayó, Nadia y Jade se habían quedado en sus casas bajo seguridad mientras sus padres iban a su cita.

Joaquín llegó al restaurante, sonrió al ver a Emilio que ya había llegado pero también se sentía nervioso. Bajó de su auto y cuando Emilio cruzó mirada con él sonrió.

-Hola Emilio- saludó.
-Hola Joaco- saludó Emilio y lo miró de pies a cabeza-. Te ves increíble.
-Gracias, tú también te ves muy bien. ¿Entramos?
-Claro.

Ambos entraron al restaurante, los llevaron a su mesa y esperaron a que les llevaran sus alimentos. Se sentían nerviosos al estar juntos que no sabían de qué hablar, no era igual que cuando se veían afuera de la escuela de sus hijas.

-Sus alimentos, jóvenes- dijo el mesero.
-Gracias- dijeron ambos.
-Provecho Joaco.
-Provecho Emilio.

Comenzaron a cenar, había silencio entre ambos pero disfrutaban de su compañía como en los viejos tiempos.

-Gracias por la invitación, Emilio- dijo Joaquín para romper el silencio.
-Gracias a ti, Joaco- dijo Emilio-. No has dejado de ser cursi como en la nota que me mandaste.
-¿Qué nota?
-La que encontré dentro de mi mochila y la que tú me mandaste.
-Yo no te mandé ninguna nota. Más bien, fuiste tú quien me mandó una nota invitandome a cenar.

Esos comentarios desconcertaron a ambos, por casualidad traían las notas y las sacaron. Al comprobarlas notaron que eran los mismos mensajes y no solo eso, reconocieron las letras.

-Esa es la letra de Nadia- dijo Emilio.
-Y esa es la letra de Jade- dijo Joaquín-. Entonces, ¿esto fue un plan de las niñas?
-Por lo visto si.

Ambos rieron, era una divertida idea lo que se les había ocurrido a sus hijas. Pero lo que ellos no sabían era que la intención del plan de sus hijas era para que agarraran más la confianza para platicar y así lograran hablar de su pasado.

-Pero fue una buena idea- dijo Joaquín-. Nunca podemos platicar más cuando vamos por las niñas a la escuela.
-Y creo que para eso era este momento- dijo Emilio-. Tenemos unas niñas muy inteligentes. Pero esa jovencita me va a escuchar.
-Lo sé, Jade también me va a escuchar.

Emilio y Joaquín pasaron el resto de la cena platicando, aún no se animaban a platicar de su pasado pero al menos estaban teniendo una divertida conversación como en los viejos tiempos.

-Entonces ¿si lograste abrir tu tienda de ropa?- dijo Emilio.
-Si, me costó mucho esfuerzo pero lo pude lograr- dijo Joaquín-. Solo trabajo en las mañanas junto a Renata y toda la tarde la paso con mi hija. ¿Y tú continuaste con la música?
-No, ahorita estoy trabajando en una oficina pero gano bien. Ya el resto del día también lo paso con mi hija.
-Creo que en eso coincidimos y lo sabemos porque todos los días nos vemos afuera de la escuela.

Los jóvenes adultos pagaron la cuenta y salieron del restaurante, ya era un poco tarde así que ya regresarían a casa porque las niñas estaban solas.

-Fue una agradable salida- dijo Joaquín.
-Lo sé, hacía falta una salida así- dijo Emilio-. Espero volvamos a salir pronto.
-Claro. Nos vemos Emilio.
-Nos vemos Joaco.

Emilio se inclinó un poco y le dió un beso a Joaquín en el cachete, su corazón latía con fuerza ante esa muestra de afecto.

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