🗓️ Viernes 8 de enero, 2016- ¿Cori? -
Escuché su voz del otro lado del teléfono e inmediatamente supe que algo no estaba bien. Algo o todo... ya hacía meses que Emi venía tratando de sobrellevar el bajón futbolístico que estaba atravesando. En cuanto a nosotros, nos habíamos hecho muy buenos amigos, nos contábamos todo, buscábamos espacios entre nuestros días libres para poder viajar a vernos y compartir aunque sea unas horas de mate y charlas. Pero Emi estaba mal, el último tiempo ya ni siquiera tenía ganas de agarrar el auto para viajar, era yo la que iba, a veces sin aviso, a golpear la puerta de su departamento y chequear que esté todo bien.
- Emi, estás bien? Necesitas algo? - le contesté. Liverpool había jugado un partido por FA Cup y yo me quedé hasta tarde en el club, los días de partido era una de las primeras en llegar y de las últimas en irme. Dibu sabía que había partido así que esperó hasta suponer que yo ya estaba en casa.
- Necesito que vengas Co, no doy más... - escucharlo me partió en dos, su voz sonaba triste, apagada, nunca había sentido tanto la tristeza de una persona saliendo de sus labios. Las fechas de las fiestas eran siempre durísimas, los partidos no cesaban, de hecho se jugaba más seguido, entre copas, boxing day y demás eventos de los clubes yo estaba agotada y a Emi seguramente le había bajado toda la incertidumbre por su carrera, extrañar Argentina y a sus seres queridos en días tan importantes, sentirse solo en una ciudad en donde no tenía un hombro sobre el que llorar.
- Emi... - suspiré - esperame tranquilo, en un par de horas estoy ahí - corté y me largué a llorar, no iba a hacer de cuenta que a mi no me afectaba nada, yo también extrañaba, estaba muy estresada y además tenía que ser fuerte para mi amigo, que me merecía entera para él por todas las veces que estuvo al lado mío cuando lo necesité. Me di una ducha rápida y en menos de 20 minutos ya estaba en la ruta camino a Wolverhampton.
Toqué timbre y esperé a que Emi respondiera para abrirme la puerta, no respondió pero vi como los números del ascensor que estaba frente a la gran entrada de vidrio empezaban a bajar hasta llegar a la planta baja. Cuando se abrió se me escurrió el corazón, Dibu tenía los ojos hinchados, su nariz estaba roja, parecía engripado pero eran claros signos de haber llorado por varios minutos. Lo abracé apenas abrió la puerta principal y escuché como lloraba en voz baja con la cabeza agachada sobre mi hombro, como queriendo ocultar algo que era imposible de esconder.
Entré al departamento pateando cosas, un par de medias por un lado, el bolso de entrenamiento abierto con ropa que salía de adentro por otro. El sillón ya tenía la forma exacta del cuerpo de Emiliano, parecía que no se había movido de ahí por días.
- ¿Comiste? - le pregunté - ¿Querés que haga algo para los dos? Yo me muero de hambre. - afirmé, sabiendo que si era por él no iba a comer nada.
- Si... como quieras... - me respondió casi sin ganas.
- Bueno, mientras cocino necesito que me uses... - me miró confundido mientras yo hacía una pausa para estornudar.
- ¿Que te use? No te entiendo - me dijo como analizándome con la mirada.
- Que me uses de psicóloga - me reí mientras me rascaba la nariz que todavía me picaba después del estornudo.
- No te quiero cargar con mis estupideces Co, realmente solo con estar con vos y pasar un buen rato juntos ya me alcanza - hablaba mientras se sentaba en una banqueta frente a la mesada que nos separaba.
- Eso está perfecto - le dije - pero primero necesito que te desquites un poco, te va a hacer bien largar las cosas, decirlas en voz alta.
No tuve que insistir mucho más, Emi necesitaba hablar, necesitaba que alguien lo escuche sinceramente sin decirle qué es lo que tiene que hacer, él sabía muy bien lo que era capaz de dar y demostrar, pero también era consciente del momento interno que estaba atravesando y la escasez de fuerza de voluntad que tenía últimamente para anteponerse a las trabas del camino, como la lesión que venía arrastrando desde hace unas semanas.
- No voy ni al banco Cori, me van a terminar dejando libre a la mierda, todo este esfuerzo tirado a la basura - se quejó. Yo seguía cocinando mientras lo miraba y asentía o negaba con mi cabeza mostrando mi conformidad o desacuerdo con lo que me decía.
- No vas a tirar nada a la basura, estoy totalmente convencida que la vas a romper. Puede ser que no sea ya mismo, pero lo bueno siempre se hace esperar y vos sos mucho más que bueno Emi... - le dije por primera vez desde que él había empezado su catarsis - ...y lo que se te viene... PUF!! Ni me quiero imaginar si te vuelve aunque sea un pedacito de lo que te mereces.
- Merecer... merecer... no me alcanza con eso. - respondió entre dientes.
La noche avanzó entre la cena, nuestras charlas y mis intentos por ser positiva, aunque el pesimismo de Dibu no paraba y seguía armando escenarios de fracaso absoluto en su mente. Nos tiramos en el sillón después de comer y logré sacarle un par de risas.
Más tarde lo convencí de poner algo en la tele para ver y despejar un poco. Nos tiramos los dos en su cama apoyando nuestras espaldas contra el respaldo, hasta que llegó un momento en el que el sueño me venció y caí rendida ante el cansancio que tenía.
- Shh perdón, te desperté... - escuché susurrar a Emiliano mientras abría mis ojos pesados haciendo fuerza por ver algo en la mitad de la noche, solo alcanzaba a reconocer su rostro relativamente cerca del mío, alumbrado por las luces cambiantes que emitía el televisor. Emi tenía en las manos una manta que se veía super calentita y estaba intentando taparme sin despertarme, aunque sin éxito porque mi sueño era desde siempre muy liviano, vivir sola siendo mujer me mantenía más que alerta por las noches cuando escuchaba el sonido más ínfimo.
- ¿Qué hora es? - Le pregunté entre dormida.
- Las dos y media - respondió.
- Uh Dibu! Ahora me voy para el sillón, me quedé re dormida y te invadí la cama - dije mientras trataba de sentarme. Emi puso sus grandes manos sobre mis hombros empujándolos suavemente para atrás haciendo que vuelva a acostarme.
- Ni loca te vas a ir a ese sillón incómodo - me retó mientras me tapaba como si fuera una niña.
- Pero siempre duermo ahí...- le contesté recordándole las últimas veces que había venido a visitarlo y se me había hecho muy tarde para volver.
- Bueno, a partir de ahora vas a dormir conmigo en mi cama, que es más grande y cómoda - dijo. La verdad que si era super cómoda y tamaño king, podíamos dormir tranquilamente uno al lado del otro durante toda la noche y ni enterarnos que estábamos en los mismos dos metros cuadrados. Le sonreí con los ojos todavía achinados por el sueño.
- Pero como amigos, eh! - lo amenacé con el dedo.
- ¿No confiás en mi, Buji? - dijo haciendo un gesto que no podría definir como tristeza ni como picardía, era justo un intermedio entre esas dos. Me reí al escucharlo decir eso recordando aquel primer encuentro que tuvimos hacía un par de meses ya.
- Claro que confío en vos Dibu...
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Emiliano "Dibu" Martinez | El destino así lo quiso
Fanfiction(FanFic +18) Amistad, terceros en discordia, idas y vueltas y amor. Un día cualquiera y sin haberlo buscado, conocí a quien se convertiría en mi mejor amigo, mi confidente y el hombre por el que sin ningún tipo de dudas daría mi vida entera. Su nomb...