Alice

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Harvey era un chico tan bueno y amable, siempre estaba dispuesto a
ayudar en los proyectos de la facultad.

Tenía muchas amigas en el campus pero nunca escuché si salió con alguna, lo más probable es que sí, era muy lindo, que digo, está para comérselo, pero claro en voz alta esto no saldría de mi boca.

Cuando llegué al aeropuerto con las prisas, no tuve tiempo de reparar bien en él. Ahora sentado junto a mí en el avión pude repasarlo de cerca.

Tenía ese porte aristocrático de rasgos marcados, mandíbula fina y con una ligera sombra de barba aunque bien recortada. El cabello castaño y un poco largo despeinado, le caía sobre la frente y le daba un aire de lo más sexy.

¡Por Dios, que estoy pensando!

Desvié la mirada avergonzada. Pero qué más da, él está dormido así que no puede saber que me lo estoy comiendo con los ojos.

¡Pero qué…!

Quiero decir que me estaba fijando en él.

Un brazo fuerte reposaba sobre la división de nuestros asientos muy cerca de mi cintura, llevaba puesta una sudadera ancha con capucha gris, pantalón oscuro y deportivas negras.

Antes habíamos estado hablando sobre el programa de estudio durante el año que estaríamos en Tokio, luego él se había quedado dormido mientras escuchaba música y yo opté por leer una revista que guardé en mi mochila, también llevaba una novela pero preferí dejarla para después durante el tiempo que haríamos escala. Llevábamos ya varias horas de vuelo. Realmente era
aburrido y agotador.

A esa hora mi amiga Margaret debía de estar en alguna fiesta, siempre que salía iba con ella, sola ni amarrada, las fiestas nunca fueron lo mío, pero Margaret sabía sacar mi lado divertido.

Tampoco es que saliera con mucha frecuencia y siempre fueron fiestas de la universidad en las que me reunía con compañeros bebía algo por simple formalidad y luego me retiraba.

Me tomaba el estudio muy en serio aunque no era ninguna nerd ni ratón de biblioteca.

Relaciones creo que tres dedos de la mano sobraban para contarlas, nada mucho más allá ni serio, no sé qué tenían sinceramente, eran chicos que se fijaban en mí y con los que salía por un tiempo y luego terminábamos porque según ellos estaba cerrada a ir más allá.

Lo cierto es que ninguno valía la pena, era unos frikis a los que la carrera universitaria les importaba lo mismo que un comino, es decir nada, y yo estaba demasiado involucrada con esta.

Supongo que uno de los rasgos de mi tipo ideal de chico sería que se tomaran las cosas en serio.

¿Un chico como Harvey tal vez?

B…bueno, no sabría decir. Sé que es alguien muy inteligente y tiene uno de los mejores promedios en la carrera, junto conmigo claro. Por eso fuimos los escogidos para la beca de intercambio.

Luego de varias horas más de vuelo, hicimos escala en Ámsterdam.
Pensábamos continuar después de un par de horas pero los vuelos fueron suspendidos por mal tiempo.

Harvey y yo decidimos pasar la noche en un hotel cercano. Eran las cinco de la tarde cuando llegamos a la recepción.

Una mujer rubia nos atendió pero muy
amablemente nos explicó que todas las habitaciones individuales estaban ocupadas por viajeros que como nosotros sus vuelos habían sido suspendidos, solo les quedaba una habitación doble.

Nos miramos interrogantes, el cansancio reflejado en nuestros rostros por lo que no dudamos en aceptar. Yo solo tuve fuerzas para alcanzar una de las camas a la velocidad de un rayo y caer en los brazos de Morfeo.

Todo por las pastillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora