Alice

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Sabía que Harvey mentía, a duras penas podía aguantar el tipo, se veía muy mal y temblaba, ¿creía que era tonta?

No sé qué ganaba con fingir que estaba bien, definitivamente no dejaría que muriera de fiebre en la misma habitación que yo, no si podía evitarlo.

Tendríamos que ir al médico y a tiempo mejor, debía actuar.

Me incliné sobre la cama y de un tirón arranqué la sábana con la que Harvey se cubría hasta la barbilla.

Rápidamente él reaccionó y se hizo un ovillo sobre la cama con los brazos aguantando su bajo
vientre.

¡Cielos! ¿Y si tenía frente a mí un caso de apendicitis?

¡Harvey se podía morir!

Y el muy estúpido actuaba de esa forma.

Me lancé sobre él.

-Harvey, si tienes un dolor debemos de ir al médico. – lo zarandeé e intenté que me mirase. –Mírame Harvey, no te vez bien tienes fiebre y si te duele el vientre podría ser apendicitis o algo peor. Estás mal.

Harvey era sin duda más fuerte que yo, pero ante las circunstancias y adolorido, yo tenía todas las de ganar, no entendía por qué se resistía.

Todo por las pastillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora