Alice

80 10 2
                                    

Me sentía atrevida, dentro de mi cuerpo comenzaba a expandirse el calor, temblaba por lo que estaba a punto de suceder entre nosotros.

La humedad entre mis piernas estaba empapando mis bragas, justo cuando siento las manos de Harvey hacer presión en mis caderas.

Tomé una bocanada de aire.

Ya no había vuelta atrás.

Me sujeté a los hombros de Harvey y no pude evitar sentir bajo mi tacto la suavidad y dureza de sus músculos y su piel fría al tacto por la
ducha.

Sus manos fueron ascendiendo lentamente por mi cintura hasta rozar
la curva de mis pechos.

Su mirada había estado prendida de la mía todo el tiempo, por lo que no pude evitar notar la pequeña, divertida y sexy -O- que formaron sus labios al tocar la piel desnuda de mi pecho sin sostén, el cual no dudó un segundo en apretar, lo que hizo que me mordiera el labio inferior por el pequeño placer, algo que debió disfrutar porque lo volvió a hacer obteniendo de mí la misma respuesta.

Mordisqueó la unión de mi cuello con la mandíbula y fue regando pequeñas mordiditas hasta llegar nuevamente a mis labios.

Comenzaba a sentirme como la protagonista del libro que leí antes, y
Harvey actuaba tan pecaminosamente sexy a pesar de su urgenciaque hacía que el espacio alrededor de nosotros se llenase de colores.

Esta vez nuestro beso fue más fuerte.

Sentí que perdíamos el control
completamente y durante un gemido no pude evitar morder nuevamente uno de sus labios.

Eso pareció excitarlo más si podía por el gemido ahogado que salió de su garganta.

Pero yo no quería esperar más quería hacer disfrutar a Harvey y aliviarlo tanto como prometí.

Bajé mi mano hasta su erección y la tomé entre mis dedos suavemente. Harvey inclinó hacia atrás todo su cuerpo y apoyó las manos sobre el colchón.

Había una súplica muda en su mirada, tal vez dándome tiempo a echarme atrás.

Eso no era lo que tenía en mente.

Bajé de su regazo y me arrodillé frente a él entre sus piernas. Decidida a no dejarme intimidar agarré su short por ambos costados y fui bajándolos lentamente por sus muslos, no paré un segundo hasta que no estuvieron en el suelo.

Harvey volvió a suspirar, en ningún momento había dejado de mirarlo y en su rostro se formabauna sonrisa traviesa, como de reto, le gustaba jugar.

Dios adoraba a este Harvey sexy.

Miré entonces su dolorida y perfecta erección (chicas que equivocadas hemos estado, los chicos tímidos pueden llegar a ser verdaderas bestias disfrazadas de nerds y a nosotras solo nos toca descubrir que hay debajo) mi corazón se saltó un latido de la impresión, no pude evitar darle un besito en la punta húmeda y salada, acaso eso no es lo que hacemos para curar algo que nos duele, pues bien Harvey estaba muy dolorido.

Una sonrisilla traviesa por lo que acababa de hacer delineó mis labios y atrevida raspé sobre el mismo lugar con mis dientes para luego calmar la zona con mi lengua, trazando un recorrido de arriba hacia abajo y luego nuevamente.

Nunca antes le había dado placer a
un chico y no estaba segura si estaba resultando bueno para Harvey, hasta que en un momento en que decidí meterlo entero en mi boca lo escuché exclamar:

-¡JO-DER...! Agrr mierda Alice no pares…

Ni por un millón de dólares pararía ahora que Harvey estaba completamente desatado, sabía que estaba a punto de correrse, su pene palpitaba contra el interior de mi boca y se sentía más duro y caliente que antes.

Pero no llegué a verlo venirse, pues hizo que levantara mi rostro hasta el suyo y me dio un beso muy rápido para volver a mirarme.

Ante mi desconcierto aclaró

-Quiero probar otras cosas…

Y tomando su sudadera por el bajo se la quitó revelando un torso blanco y deliciosamente formado por músculos que hicieron escocer mis manos por tocarlos, se me hizo la boca agua.

Sus hombros eran anchos y redondeados, su pecho fuerte como de nadador, sus antebrazos sin necesidad de estar surcados de venas por el ejercicio terminaban en unas manos suaves al tacto y tan masculinas que deseé que tuvieran al menos la presencia de cayos que dejaran su rastro ahí donde tocaran sobre mi piel.

Ahora completamente desnudo se puso de pie frente a mí.

Un demonio sexy entregado a mícompletamente, lejos había quedado esa respetuosa cordialidad entre nosotros, ese Harvey educado y divertido, pero que sinceramente me estaba más que gustando.

Todo por las pastillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora