Harvey

106 12 4
                                        

¡Que rayos eran esas pastillas!

Sentía el cuerpo extraño. Al principio asumí que era el cansancio y esperé a que el medicamento hiciera efecto. Pero no fue así con el paso de los minutos sentí la respiración un poco más agitada, como si hubiese corrido, mi pulso también había aumentado y luego sentí una especie d…de e…excitación, sí era eso.

Me sentía excitado, mi pene en ese momento lo demostraba, ¿pero que rayos fue lo que tomé?

En ese punto me lancé sobre el bote de pastillas y revisé el contenido en mi palma. Las pastillas eran pequeñas y azules.

Palidecí, n…no p…pod…día s…ser, y ¡Yo me había tomado dos!

Me tapé la boca con mi puño para no gritar de frustración, esas no eran las pastillas que yo había comprado, ¿cómo llegaron ahí?

No, la pregunta era quienes las pusieron ahí.

Corrí hacia mi Tablet que fue lo primero que encontré, llamé a Dylan y Ryan, en ese momento no tenía ni puta idea de que hora era allá, si dormían que se despertaran, me iban a escuchar esta vez.

Después de unos segundos sus caras sonrientes aparecieron en la pantalla.

-Harvey bro', ya pensábamos que no llamarías.

-Si creímos que te habíamos perdido en la isla de los placeres. -rió Dylan.

-¡Cabrones los mataría si pudiera en este momento! -gruñí con los dientes apretados, no estaba para movimientos muy bruscos.

-Bro', pero y ahora de que nos acusas. - Preguntó Ryan.

-No los acuso, sé que fueron ustedes, demonios, sabía que algo estaban planeando, esta me la pagan. -me removí sobre el colchón y el roce sobre mi ingle me provocó un momento de dolor.

-Ja, ja, ja. -sus carcajadas se escuchaban tan fuertes como si estuvieran en la habitación.

-Realmente no esperábamos verte así, que te pasó bro' para que estés todo rígido y encorvado. -dijo Ryan mientras reía.

-Te pareces al jorobado.

-Cállense, saben bien de que les hablo, el bote de pastilla, las pastillas que… otra punzada.

-Aaah! -Demonios- te refieres a esas pastillas de paracetamol. ¿Qué pasó con ellas, se te olvidaron? Los dos se estaban aguantando la risa.

-Imbéciles, me la jugaron, cambiaron las pastillas por viagras. ¿Y saben que hice? ¡SABEN Me tomé dos, DOS! Joder, yo no necesito ningún estimulante.

Sus carcajadas no se contenían, Dylan incluso lloraba y se limpiaba las lágrimas.

-Rían, rían, esta me la cobro.

-Harvey, que pasa que ahora padeces de priapismo, Ja, ja, ja.

-Sí, no te preocupes solo tienes que bajar la excitación y ya, fácil.

-¡Fácil! Es que acaso no saben que comparto habitación con Alice, y
que de un momento a otro entrará por esa puerta y me verá así. -señalé mis partes para añadir énfasis.

Se quedaron mudos con fingida ingenuidad, hasta que comenzaron a
reír todavía más fuerte mientras se abrazaban y decían.

-Hermano somos lo máximo, la broma nos ha salido genial.

Luego dirigiéndose a mí Ryan dijo.

-Harvey bro', nos besarás los pies cuando regreses, no sabes lo que
acabamos de hacer por ti.

-Sí, somos unos putos cracks.

-Pero de qué hablan, acaso escucharon lo que dije, comparto habitación con ALICE!

-¿Y?

-¡Dios!, ¡Que no puede verme con esta tremenda erección!

-Bueno, pues mejor, así le pides que te ayude a…

-Bajarla -terminó Dylan.

-Ya hablaremos. -amenacé.

Y así corte la llamada.

Infierno de amigos.

Tenía que hacer algo rápido para evitar que Alice me viera en esta situación. No es que me importara que una chica viera mi pene, es solo que entre Alice y yo solo existía una relación, llamémosla de cordialidad, no podía aparecerme así con una erección y decirle. ¡Oh! Alice estoy excitado, ¿me ayudarías?

Sonaba morboso, qué pensaría de mí.

Calibré mis opciones.

1-Esconderme en el baño y resolverlo por mí mismo. Dios, pero el caso es que si Alice quería entrar al baño y mi erección no bajaba quedaría expuesto ante ella.

2-Esconderme debajo de las sábanas. Esta era más confiable, pero se preguntaría por qué no me despertaba, me tocaría fingir y evitar que se me
acercara.

3-Esperar a que Alice entrara y dejar que descubriera por ella misma mi situación y que decidiera luego si dejarse llevar y ayudarme.

El caso es que si no quería y me rechazaba, quedaría muy mal, solo Dios sabe lo que pensaría de mí, que soy un pervertido
sería quedarse corto.

No, definitivamente esta última sería la peor opción, me había tomado dos pastillas, sabía que costaría trabajo bajar aquello.

Nunca me había visto en una situación tan comprometedora y vergonzosa.

¿Cómo saldría de esto? Alice no tardaría en regresar.

La opción dos sin duda era la más sensata, sí, fingiría dormir, sería normal después del vuelo.

Me tapé hasta la barbilla y esperé que Alice regresara.

Sería difícil, mi excitación cada vez aumentaba más y más, sentía que el pene me iba a explotar, lo tenía al rojo vivo, temía que en cuanto Alice entrara me le fuera encima cual perro rabioso.

Malditos Dylan y Ryan.

Todo por las pastillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora