Todo por las pastillas.

Harvey

-Nada más entrar al baño corrí a quitarme la ropa y meterme bajo el
chorro de agua.

Estaba más fría que una nevera pero no sentí que tuviera ningún efecto sobre mí.

Maldita sea, no quiero volver a salir así, ya había dicho que esto es incómodo, ¿no?, pues lo es.

No puedo evitar recordar el roce suave de las manos de Alice sobre mi cuerpo, sentir el peso de su cuerpo sobre el mío, y el brillo de deseo que su mirada me devolvió al ver mi entrepierna.

Tuve que morderme el labio para no acercarme y comenzar a besarla porque
creo que no pararía ni aunque llegara el Apocalipsis.

Siempre creí que Alice era una chica bonita y tímida, pero nunca la vi como algo más que una amiga, claro que con su forma de ser es fácil que le
agrade a todo el mundo y aunque yo aparento ser en la Uni alguien
tranquilo y reservado la verdad es que soy todo lo contrario.

Puede haber un demonio dormido en mí, y si no me he aprovechado de la situación es por respeto a mi amiga, nunca haría nada que una chica no quisiera y sé que Alice no me ve como su tipo de chico, aunque no diré que no si ella quisiera, la verdad lo pasaríamos la mar de bien juntos.

Lástima.

La ducha no resultó, así que decido salir cuando escucho a Alice llamarme al otro lado de la puerta, solo tardo un segundo en abrir.