Alice

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Las 10 en punto acababa de marcar mi pequeño reloj de pulsera y mi compañero de viaje todavía no regresaba.

¿Se habrá perdido en el aeropuerto?

Habíamos acordado encontrarnos aquí hace más de media hora, estamos a punto de abordar.

Comenzaba a impacientarme

Me imaginaba que todos los pasajeros que se cruzaban frente a mi dirigiéndose a un lado y a otro del aeropuerto, y murmuraban como si supieran que algo me pasaba.

Casi perdía las esperanzas de verlo aparecer cuando unas manos cálidas envuelven mis ojos en un abrazo y siento un pecho fuerte rozar mi espalda y la palabra "Hola" fue susurrada en mi oído.

Sentí que retiró sus manos pero yo continué sin abrir mis ojos.

Los sonidos del ambiente ajetreado a nuestro alrededor nos envolvieron trayéndome de vuelta a la realidad como si no hubiesen pasado solo unos segundos.

Sabía de quien se trataba solo que quería hacerme la enojada, no saben todo lo que esa actitud consigue.

-¿Estás enojada? -me preguntó risueño.

No contesté pero tuve que contener una sonrisa de mis traicioneros labios ante el que los reclamaba como su dueño desde hace casi un año.

–Ah! ¿Tampoco quieres mirarme? Es una lástima entonces que no puedas ver esto.

Podía imaginármelo encogerse de hombros

Abrí mis párpados al segundo.

Sus labios mostraron esa sonrisa sexy que tanto me gusta y que sabe que provoca que me abalance sobre él sin pensarlo.

-¡Mentiroso! –Fingí indignación –sí estoy enojada, sabes cuánto te he esperado ya casi es nuestro turno de abordar, acaso no quieres ver a tus amigos.

-Los demonios de mis amigos serán mi prioridad en cuanto llegue, una venganza se cierne sobre sus cabezas desde hace un año y pienso cobrárselas como sea. ¿No te has dado cuenta de que llevan una semana sin responder a nuestros mensajes?

-Oh vamos si son unos amores estoy loca por verlos, y además deberías besarles el culo en cuanto lleguemos, acaso no les agradeces su ayuda.

Hice un puchero, me miró y entrecerró los ojos.

-Creo que contigo delante es poco probable que mi cruel venganza con ellos se lleve a cabo.

Fingió que se cabreaba cruzándose de brazos.

En ese momento se escuchó el llamado para abordar a los pasajeros de nuestro vuelo.

-Es hora de irnos, extrañaré los buenos momentos de mi año aquí.

-Yo también…

-¿No tienes que darme algo? –pregunté.

-Te lo daré si prometes no proteger a mis amigos.

-Lo pensaré, me caen bien.

-Da igual, al demonio con ellos. Ahora ven aquí, creemos un último recuerdo de este viaje.

Sin más me atrapó por la cintura y comenzó a besarme despacio.

Primero rozando ligeramente nuestros labios, yo atrevida mordí suavemente su labio inferior en un recordatorio de nuestro primer beso juntos.

Su respuesta no se hizo esperar y se apoderó del beso volviéndolo más profundo y caliente y cuando llevó su lengua dentro de mi boca acariciando a fuego lento la mía no pude evitar gemir sobre sus labios.

-Harvey…


Fin.
Dell Sagittaris.

Todo por las pastillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora