Harvey

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Ya estaba, lo que tanto temía acababa de suceder, Alice en su empeño había descubierto mi erección.

Su rostro era de puro asombro y vergüenza. Yo tampoco supe que hacer.

Alice dejó caer la mano que había llevado a su boca y esta cayó justo sobre mi miembro adolorido enviando una corriente sobre él que me hizo sisear y volver a gemir sin darme cuenta, al hacerlo Alice y yo nos miramos estupefactos.

El deseo se había apoderado de mí con solo sentirla sobre mi cuerpo e imaginar lo que podría suceder si partíamos de esa posición, que dulce sería, que dulce tormento era.

Todo por las pastillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora