Alice

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Al llegar a la habitación me encontré a Harvey dormido hecho un ovillo.

¿Tanto me había demorado?

Puse la comida sobre una de las mesas. Lo llamé pero no respondió. Prendí la luz de mi lámpara de noche, no tenía sueño así que me dispuse a leer la novela que me había traído.

Era de una escritora romántica que me gustaba mucho.

Me enfrasqué en la lectura, sinceramente con cada página que pasaba me metía de lleno en la historia, perdí noción de todo a mi alrededor, casi sentía la voz del personaje masculino susurrarle palabras de amor a la joven dama.

Me fascinaban las novelas románticas de época. Imaginaba cómo la joven se restregaba pecaminosamente sobre la colcha de piel en la cama de su reciente esposo, deseando que regresara en su noche de bodas y le hiciera el amor desenfrenadamente sobre esa suave piel.

Pero una voz en la penumbra llama su atención. Su apuesto esposo la miraba con ojos cargados de deseo retozar sobre sus sábanas.

Ella armándose de valor luego de unos tragos de whisky le confesaba que deseaba su noche de bodas.

La escena que siguió después me transportó a un mar de lujuria
imaginando, deseando que existiera para mí, una persona que me completase de esa forma.

Un ronquido me trajo de vuelta de aquellas turbulentas aguas de la pasión asiéndome caer en la realidad de
golpe.

Volví a tener consciencia de donde me encontraba, la habitación del hotel.

Me giré hacia Harvey, creí escuchar que roncaba, pobre debe haber estado exhausto, retomé tan interesante lectura.

Volví a escuchar un ronquido, aunque juraría que esta vez fue como un...

¿gruñido?

Seguramente estaría soñando en el quinto cielo.

Lo volví a escuchar, era un gruñido, también percibí cierto movimiento en la cama. Siempre fui muy inteligente debido en parte a lo curiosa que era.

Así que baje de la cama y silenciosamente me acerqué a Harvey.

Todo por las pastillas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora