—¿Cuál es el refugio de los condenados?
Recargado sobre los codos y el abdomen en la baranda de la azotea del área libre del edificio. La mano izquierda sosteniendo el frasco marrón oscuro con el medicamento.
«Naltrexona» ponía la etiqueta.
¿Hasta cuándo debería tomarla?
La mano derecha con un cigarro entre los dedos índice y medio, con el humo subiendo al cielo gris allá arriba, en el suspiro de la mañana sin sol, con el viento fresco anunciando el cambio de temporada.
En Yabbay, otoño era la mejor estación del año, la favorita de sus residentes, porque todos se acoplaban mejor a la melancolía, la calidez y la tranquilidad; aquella era su ciudad.
—Para algunos es Dios, para otros son los seres queridos, la familia o alguien a quién amas más que a tu propia vida.
Respondió la voz a su lado, suave y un poco aguda a pesar de ser de hombre.
Wonwoo lo miró de soslayo, a Minghao que sin su bata puesta simplemente lucía muy delgado, tan esbelto que parecía que podría ser llevado por el viento como una hoja fina.
Pero era el único que sabía hasta qué punto Wonwoo tendría que sufrir. Lo que era estar en un infierno de ciclos sin fin. Lo que era estar fuera de él y enfrentar la realidad en completa sobriedad.
—No tengo ninguna de esas cosas —dijo el inspector, sonriendo amargamente y dándole una calada al cigarrillo.
El médico, con su suéter negro de cuello alto y los brazos cruzados sobre su pecho, miró al horizonte gris dónde despertaba la ciudad.
Sus ojos se perdieron en la línea de edificios, en las montañas que rodeaban Yabbay, en los bosques y su naturaleza que parecía esconder muchas cosas.
Y en sus sombras, un maldito siempre dispuesto a atacar.
—Que no las tengas ahora no significa que no las puedas tener en un futuro, Wonwoo.
El médico era la voz de la razón de Wonwoo. Había descubierto que a pesar de que era más cercano a Mingyu y a Seungcheol en cuestión de amistad, Minghao era como el grillo de su consciencia.
De hecho, así le llamaba, «Grillito», cuando el resto no los escuchaba. Minghao no se quejaba por el apodo.
Wonwoo no era amigable con nadie, sólo con pocas personas del CEIFY y los que trabajaban de cerca con él en la Sección 17.
La razón por la cual el médico forense era de su agrado estaba en que Minghao no se mordía la lengua en decirle las cosas de frente y directo. Era tan realista que dolía, pero sus palabras tenían mucha sensatez. No tenía positividad y negatividad que mancharan su razón y Wonwoo necesitaba ese tipo de guía.
—Mírame, Minghao, soy un alcohólico y lo seré para toda la vida —le dijo, señalándolose con un ademán de la mano derecha, con el cigarrillo entre sus dientes—. No hay día en que no quiera ahogarme en alcohol, aunque lleve 46 días de sobriedad.
Los ojos del médico lo miraron con cejas bajas, pero nunca era con pena o lástima, sino genuina preocupación.
—No eres tu alcoholismo, Wonwoo, eres más que eso —dijo, casi en reproche, pero dándole consuelo en esas palabras.
Sin embargo el inspector se enderezó, metiendo el frasco de medicamento en el bolsillo de su chaqueta azul marino de algodón Tommy Hilfiger.
—«And the dead tree gives no shelter, the cricket no relief. And the dry stone no sound of water» —recitó como tan acostumbrado estaba a hacer—. ¿Sabías que la palabra «whiskey» viene del gaélico "agua de vida"? Es una estupidez... —Volvió a reír con amargura, dándole otra calada al cigarro, que estaba en sus últimas.
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Light a Flame (WonHui)
أدب الهواة[ omegaverse au! ] ❝ en la ciudad de yabbay comienzan a aparecer casos de un asesino serial que se vuelve un dolor de cabeza para los agentes de la ley del estado. el centro estatal de investigación forense de yabbay (CEIFY) tiene a la sección 17 co...