𝟐𝟏. 𝐏𝐚𝐫𝐚𝐝𝐢𝐬𝐞 𝐋𝐨𝐬𝐭

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Iban en el automóvil del inspector, él manejando y Junhui en el asiento de copiloto. La noche se extendía en la ciudad de Yabbay, con sus edificios altos y sus muchas luces, más la calma de la madrugada y el tráfico inexistente a esas horas.

Junhui se dedicó a mirar a través de la ventana, a esa ciudad tan llena de experiencias, de cosas que no eran visibles a primera instancia por el ojo, pero una vez presentes frente a uno, eran evidentes.

Esa ciudad que escondía a dos hombres que mataban por gusto, por un propósito de mostrar su arte retorcido al mundo, como si este quisiera ver semejante cosa. Dos personas rotas, a las cuales el destino les jugó mal y ellos se vengaron con otros con vidas más amenas.

Junhui no se consideraba privilegiado, todo lo que tenía le había costado. Su identidad estaba oculta constantemente. Sólo había sido sincero con pocas personas, que podía contar con los dedos de una mano.

Ya no había ido con Jeonghan, pero el último consejo del psicólogo fue reflexionar que era a lo que le tenía tanto miedo como para ocultar su autismo y reprimirlo hasta actuar como una persona neurotípica, aunque no siempre le saliera como quería. Un ejemplo fue toda esa situación. No podía con ella.

Eso lo había llevado a estar en el auto de Wonwoo, el cual había actuado por él.

Todos sus sentimientos de los últimos días se acumulaban en sus manos y Junhui no sabía qué hacer con todas esas emociones tan variadas. Se sentía cansado, incapaz de hacer su trabajo, o hacerlo y olvidarse de todo eso.

¿Qué pensaría Wonwoo de él si le decía la verdad? De hecho, dos verdades. Sus sentimientos por él y su autismo.

"Me rechazaría, eso haría," pensó, mirando a su lado donde Wonwoo manejaba en silencio. El sonido de música blues en la radio, una canción de amor. Que casualidad, Junhui se sentía igual que esa voz profunda que salía del estéreo.

Sus gatos estaban en su regazo en la caja de transporte, Junhui se sostenía a ellos buscando un soporte. No sabía qué hacer o decir, sólo mirar por la ventana y creer que todo estaría bien después de que el mismísimo hombre que había asesinado a otros tres lo había visitado y amenazado con quitarle su propia vida.

El miedo lo había paralizado, lo había dejado mudo.

Wonwoo era consciente de que eso había sido una experiencia traumática para el médico, así que no le hizo preguntas. No quería recordarle ese momento ni hacerlo sentir peor de lo que seguramente ya estaba. Sólo manejó hasta su departamento y al verlo en su campo de visión, soltó un suspiro de alivio, no sabía cuándo más tendría que estar en silencio con sus pensamientos.

Estacionó el auto en el estacionamiento exclusivo de su departamento y cuando apagó el carro se quedó con las manos en el volante, mirando hacia el frente a la pared de concreto.

Junhui se mantuvo tan callado como todo el camino, removiéndose un poco nervioso pues era la primera vez que iba a dónde vivía Wonwoo. Entraría en el lugar en donde se desenvolvía su vida privada.

—Bueno, ya llegamos, mi departamento está en el sexto piso, si quieres te ayudo con la mochila y tú llevas a tus gatos... Por cierto, ¿cuáles son sus nombres? Están muy lindos.

Wonwoo dijo mucho al mismo tiempo y Junhui, sin atreverse a mirarlo, sonrió suavemente, mirando a sus mascotas a través de los agujeros de la caja.

—Yog-Sothoth y Azathoth —respondió.

—¿Cómo los dioses lovecraftianos?

Junhui asintió, con una sonrisa más grande.

—Entendiste la referencia.

Light a Flame (WonHui)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora