Excursión 2

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Poché: Por nada

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Poché: Por nada.

Dijo haciéndose la desentendida. Calle la miró frunciendo el ceño, sabía lo que pasaba quería saber hasta qué punto iba a poder resistir Poché, la quería poner al límite.

Yendo por el pasillo Poché caminaba a paso apresurado, Calle la seguía detrás. Quería saber cuál iba a ser el siguiente movimiento de Poché. Al abrir la puerta Poché pasó directo, arrojó la mochila y se fue rápido a la habitación, esperando que Calle la siguiera. Al no ser ese el caso volvió a la sala para ver donde estaba Calle.

Calle había decidido que tenía mucho calor y quería meterse en la pileta de su habitación, estaba de camino allí cuando Poché la interrogó.

Poché: Amor que haces?

Calle no le respondió, se tiró en un clavado perfecto a la piscina profunda. Al salir del agua nadó hasta la otra punta, al llegar se giró para mirar a Poché. Quién estaba como siempre cuando veía a Calle, babeando por el piso.

Calle llevó sus manos a su espalda para desatarse la parte de arriba de la malla, quedando así con el torso desnudo. Tiró la parte superior de su bikini fuera de la piscina y la parte inferior no tardó en seguir ese mismo camino. Si Poché antes estaba babeando, a este nivel ya había hecho un charco debajo de sus pies.

Cuando Poché recuperó un poco su aliento pudo hablar.

Poché: Eres de otro mundo.

No esperó más tiempo, como pudo se sacó su bikini tropezando en el camino para meterse con su novia a la pileta.

Calle la miraba con una sonrisa divertida al ver la evidente desesperación de su novia por llegar a ella.

Poché finalmente llegó con Calle y sus manos no se estuvieron quietas. Poché estaba inquieta, no iba a resistir más, su novia la había excitado desde que estaban en el mar.

Poché se lanzó a besarla, Calle justo a tiempo giró su rostro, quedando así los labios de Poché en su cachete.

Poché: ¿Por qué me haces esto? Tú me quieres ver sufrir.

Calle jugaba con la poco cordura que le quedaba, un poco más y Poché se tiraba sobre ella como un tigre hambriento.

Poché trató de besarla dos veces más, pero Calle siempre se escapaba justo, riéndose por las caras que le ponía Poché. Poché no pensaba frenar, rendirse no estaba en su vocabulario cuando se trataba de su castaña. Poché decidió jugar con Calle, la próxima vez que giró la cara y se escapó del cuarto beso, Poché decidió chuparle el cachete para luego morder su mandíbula y seguir un recorrido por el cuello de Calle. Sabía que era su punto débil, lo volvió a comprobar cuando Calle no se pudo controlar y gimió en la oreja de Poché a la vez que le clavaba las uñas en su espalda, lo que provocó un gruñido en Poché.

Poché: Vas a seguir jugando?

Le susurró en su oído provocando que el cuerpo de Calle se estremeciera.

Calle: No, ya no quiero jugar más.

Calle se estaba por lanzar a besar a Poché.

Poché: Lastima que ahora la que quiere jugar soy yo.

Le respondió chupando el lóbulo de su oreja. Calle se estaba derritiendo, ahora estaba arrepentida de su jueguito anterior. Conociendo a Poché como lo hacia ella, se la iba a hacer difícil, Calle sabía que no iba a resistir. Había despertado al monstruo.

Poché acorraló a Calle contra el borde de la piscina en donde ambas alcanzaban el piso con sus pies. A unos pocos metros estaban los escalones, perfectos para lo que Poché tenía planeado después. Poché agarró las manos de Calle sin dejar que esta la tocara, Poché le quería devolver todo el jueguito previo que le hizo Calle. Se acercó a la cara de Calle pero sin tocarla con el resto de su cuerpo. Calle parecía embelesada, no podía dejar de mirar los ojos de su novia para después bajar la vista a sus labios. Poché mordió su labio inferior al ver que Calle la miraba. Estaban a nada, sus labias casi se rozaban al hablar.

Poché: ¿Si te beso me vas a volver a girar la cara?

Calle ni siquiera podía hablar, simplemente negó lentamente con su cabeza. Poché se fue acercando lentamente, Calle tenía la respiración agitada. Pero en vez de ir a sus labios fue otra vez a su oreja para morder el lóbulo de Calle. Se alejó un poco para verla a los ojos, los cuales estaban más dilatados de lo normal y esta vez si fue en busca de sus labios.

Primero lento, cuando Calle quería acelerar Poché se alejaba sonriendo. Se besaron, Poché esta vez no se alejó, intensificó el beso, para ella los labios de Calle eran un suplicio. Calle quería, necesitaba más contacto con Poché, por lo que al no ser capaz de usar sus manos, trato de empujar su cuerpo contra el de Poché. Esta vez Poché no se alejó, en cambio se pegó completamente a ella y la pegó contra la pared de la piscina. Ya no iba a poner resistencia, ambas estaban cargadas de electricidad. 

Poché decidió guiar a Calle a las escaleras y la apoyo ahí, en la altura perfecta para que los pechos de Calle quedaran fuera del agua. Sus manos no se estaban quietas, las de Poché estaban en la espalda baja de Calle empujándola hacia su propio cuerpo. Las de Calle estaban en la nuca de Poché empujándola hacia su boca. Poché fue bajando gradualmente para poder lamer los pezones de Calle. Esta cada vez lanzaba gemidos recurrentes, que le mandaban a Poché un choque eléctrico a su cuerpo. Las manos de Poché empezaron a masajear los muslos de Calle, esta inconscientemente fue abriendo más las piernas.

Poché decidió que era tiempo de avanzar, condujo dos de sus dedos al clítoris de Calle empezando a jugar con el arrancándole gemidos fuertes a Calle.

Poché: No sabes cómo me tienes.

Le susurró al oído para al mismo tiempo penetrar a Calle con los dos dedos. Calle no lo resistió mordió el hombro de Poché para acallar un poco sus gemidos.

Poché jadeo de dolor y placer a la vez, tener a Calle así pegada a su cuerpo, sus pezones rozándose, sus bocas casi pegadas jadeando una en la boca de la otra, era algo de lo que nunca iba a poder tener suficiente.

Calle agarró fuerte de la cintura de Poché y logró hacer que se sentara sobre uno de sus muslos mientras los dedos de Poché seguían arremetiendo dentro de ella. Poché empezó a menearse contra el muslo de Calle, logrando así el objetivo de Calle, quien ayudaba a mover la cadera de Poché para que se frotara contra ella. Le encantaba esa sensación, darse placer mutuamente, al amor de su vida, relamente le encantaba. Lo fogosas que se ponían, todo el amor y la pasión que se mezclaban juntos creando una bomba explosiva, lo amaba, la amaba a ella.

Cada vez aumentaban el ritmo entre besos húmedos, gemidos, mordidas y chupetones. Al final llegando al éxtasis juntas, unidas para toda la eternidad.

Poché: Realmente te encanta torturarme.

Dijo recuperando el aliento mientras dejaba besos en la cara de Calle.

Calle: No te quejes que sé que a ti también te gusta, te calienta.

Le respondió volviendo a tomar sus labios en un beso sexi. Poché le mordió fuerte el labio antes de contestar.

Poché: No tienes ni idea.

Calle: Me voy haciendo una.

Le respondió antes de besarla para comenzar un segundo round.

One shots CachéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora