One shots, historias cortas de Calle y Poché.
Algunas tienen +18.
Algunas son gip.
Ninguna es triste.
La mayoría son de mi autoría, algunos son adaptaciones.
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Reg- Personas que no tienen magia.
Bruja de sangre- Si consigue aunque sea una gota de tu sangre te puede controlar, pasa a tener posesión sobre tu cuerpo.
Bruja de elementos- Puede controlar los cuatro elementos (fuego, agua, aire y tierra) como le plazca, puede invocarlos o crearlos.
Conjuradores- Realizan hechizos en calderos o como runas con distintas funciones.
Pov Calle
Llegué con Laura a la fiesta.
-¡Poché!- La chica más baja se anima al ver a Lau y recuerdo donde la había visto antes: en el estudio de danzas. Luce diferente al no tener el cabello recogido en un rodete ajustado. Más joven. Más despreocupada. No reconozco a su amiga pelirroja, pero por su postura deduzco que también es bailarina.
-Oye Lau ¿Quién es tu amiga?
-Ella es Calle. La amiga superdotada de la que te hable.- Laura alza sus cejas de forma sugestiva y temo saber lo que le ha dicho a esta chica sobre mí-. Calle, ella es Poché Garzón. Acaba de mudarse a Salem.
Poché me sonríe, su mirada barre mi camisa ajustada, baja por los pantaloncillos que cuelgan bajos de mis caderas y luego vuelve a subir. Poché da un paso al frente, llena de gracia, curvas y líneas largas.
Extiende su mano y espera que la estreche. Deslizo mi mano sobre la de ella y estoy segura de que mi rostro luce más rojo que el cabello de su amiga.
-Encantada de conocerte- dice cuando suelto su mano apresuradamente.
-También a ti- respondo y mi piel cosquillea donde toco la de ella. ¿Asistirás a Salem High en el otoño?
-Sí. –Poché recorre el borde de su vaso vacío con un dedo-. Muy considerado de mis padres que se mudaran a tiempo para mi último año, ¿eh?
-¿Un ascenso de trabajo?- arriesgo.
-Algo así.- Juega con su pelo; sus ojos marrones con una pizca de verde nunca abandonaron los míos-. Al menos tengo danzas este verano para conocer personas antes de comenzar las clases. Mi primer día no debería ser tan terrible. –Aparta la vista y el inicio de una sonrisa curva sus labios-. En especial si tu estas allí.
Me paralizo. ¿Ella esta...? No, no puede ser. Laura me habría dicho si hubiera una chica bisexual en su clase de danzas. Pero Poché vuelve a mirarme, sonriente. ¿Realmente está...?
Coqueteando.
¿Conmigo?
Dios. ¿Qué hago?
Le lanzo una mirada de pánico a Laura.
Afortunadamente, ella lo nota y asiente rápidamente.
-Vamos, chicas. A bailar.- Arrastra a Poché y a la pelirroja con ella. Poché volteo cuando se aproximan a la puerta, con la gracia de una bailarina de ballet.
-¿Calle, quieres venir?- Su voz es ligera y prometedora. Algo en ella convierte mis entrañas en papilla.
Niego con la cabeza, pero no puedo apartar la sonrisa de mi rostro.
-Ustedes adelántense. Las veré en un minuto.-Cuando desaparecen presiono una botella de agua fría sobre mi rostro.
Alguien aplaude lentamente detrás de mí.
-Bueno, eso ha sido vergonzoso.- Giro para encontrar a Matu, mi ex, apoyada contra la pared-. Un impactante recordatorio de por qué estarás sola para siempre.
-Madura-. Tras decir eso decido dejarla ahí y salir a dar una vuelta por el patio. Después de un rato decido volver.
-Ah, hola. Eres Calle, ¿cierto?- Poché me saluda cuando regreso a la cocina. Toma la última limonada de malta-. ¿Quieres algo?
-Debo conducir esta noche.- Niego con la cabeza. Permanezco firme en mi lado de la mesa y echo vistazos a la bailarina frente a mí. Ronda mi altura, quizás unos centímetros más baja. Su pelo car sobre más allá de sus hombros y brilla bajo las luces de la cocina. Aunque sé que no tiene caso, busco indicios; cualquier cosa que me ayude a determinar si estaba coqueteando antes o simplemente fue amable.
Poché abre su limonada y arroja la tapa al cesto metálico rebalsado sobre la mesa.
-Siento que ya te conozco. Laura habla de ti todo el tiempo.
-¿Si?-Es curioso que nunca te haya mencionado a ti.
-Seguro. Lau piensa que eres muy divertida. También menciono que haces los postres más increíbles. Me encantaría probarlos alguna vez.- Se acerca a mi lado de la mesa. Apoya un dedo en mi collar; mi corazón se acelera con su cercanía-. Es hermoso.
Coqueteando, definitivamente coqueteando. O tal vez no, mierda. No lo sé. Tranquila, Calle, tranquila.
-Gracias- susurro, apenas capaz de impulsar las palabras a través de mis labios.
Poché se acerca más, dentro de mi burbuja personal. El calor de su cuerpo tan cerca del mío que presiona mi piel.
-¿Estás saliendo con alguien?
No puedo hablar. Sus dedos siguen en mi cuello, su contacto es todo lo que mi mente logra registrar. Finalmente, niego con la cabeza.
