—Si te beso ahora no lo haremos en el apartamento. Ven.
¡Gah! ¿Esta mujer podría ser un poco más frustrante? Se baja del auto.
Una vez más, esperamos por el ascensor, mi cuerpo está zumbando con anticipación. Poché sostiene mi mano, corriendo su pulgar rítmicamente a través de mis nudillos, cada trazo haciendo eco a través de mí. Oh, quiero sus manos sobre todo de mí. Me ha torturado lo suficiente.
—Entonces, ¿qué pasó con la gratificación instantánea? —murmuro mientras esperamos.
Poché sonríe con suficiencia hacia mí.
—No es apropiada en cada situación Daniela.
—¿Desde cuándo?
—Desde esta tarde.
—¿Por qué estás torturándome tanto?
—Ojo por ojo, señorita Calle.
—¿Cómo te estoy torturando?
—Creo que lo sabes.
Miro hacia ella y su expresión es difícil de leer. Quiere mi respuesta... eso es todo.
—Me gusta la gratificación retardada también —susurro, sonriendo tímidamente.
Tira de mi mano inesperadamente y de repente estoy en sus brazos. Agarra el cabello en mi nuca, tirando suavemente, así mi cabeza se inclina hacia atrás.
—¿Qué puedo hacer para que digas que sí? —pregunta fervientemente, tirándome fuera de balance una vez más. Parpadeo hacia ella... a su encantadora, seria, desesperada expresión.
—¿Darme algo de tiempo? Por favor —murmuro. Ella gime y finalmente me besa, largo y duro. Luego estamos en el ascensor, y somos todo manos, bocas, lenguas, labios, dedos y cabello. Deseo, denso y fuerte, se lanza a través de mi sangre, enturbiando toda mi razón. Me empuja contra la pared, fijándome con sus caderas, una mano en mi cabello, la otra en mi barbilla, manteniéndome en el lugar.
—Te pertenezco —susurra—. Mi destino está en tus manos Dani.
Sus palabras son intoxicantes y en mi estado sobrecalentado quiero rasgar su ropa. Le quitó su chaqueta, y mientras el ascensor llega al apartamento, salimos atropelladamente al vestíbulo.
Poché me inmoviliza en la pared cerca del ascensor, su chaqueta cayendo al suelo, y su mano viaja hasta mis piernas, sus labios nunca dejan los míos. Levanta mi vestido.
—Primera superficie aquí —dice en voz baja y me levanta abruptamente—.
Envuelve tus piernas a mi alrededor. Hago como me ha dicho y ella se vuelve y me coloca sobre la mesa del vestíbulo, por lo que ella está de pie entre mis piernas. Soy consciente de que el usual jarrón de flores no está. ¿Huh? Alcanzando el bolsillo de sus pantalones, pesca un paquete de papel aluminio y me lo tiende, deshaciendo su bragueta.
—¿Sabes cuánto me enciendes?
—¿Qué? —jadeo—. No... yo...
—Bueno, lo haces —murmura—. Todo el tiempo. —Agarra el paquete de papel de aluminio de mis manos. Oh, esto es tan rápido, pero después de todo sus tentadoras burlas, la deseo con urgencia... justo ahora. Ella mira abajo hacia mí mientras rueda el preservativo, luego pone sus manos bajo mis muslos, desplegando mis piernas más amplias.
Posicionándose, se detiene.
—Mantén tus ojos abiertos. Quiero verte —susurra y levantando mis dos manos con las suyas, se hunde lentamente dentro de mí.
Lo intento, realmente lo hago, pero la sensación es tan exquisita. Lo que he estado esperando después de todas sus burlas. Oh, la plenitud, este sentimiento... gimo y arqueo mi espalda en la mesa.
—¡Abiertos! —gruñe, apretando sus manos en las mías e impulsándose tan bruscamente dentro de mí que grito.
Parpadeo mis ojos abiertos, y ella me mira fijamente hacia abajo con los ojos muy abiertos. Lentamente se retira luego se clava en mí una vez más, su boca aflojándose y luego formando un Ah... pero ella no dice nada. Viendo su excitación, su reacción hacia mí... me ilumino dentro, mi sangre abrasando a través de mis venas. Sus ojos verdes queman en los míos. Reanuda el ritmo y me deleito en ella, en la gloria, viéndola, viéndome —su pasión, su amor— mientras nos venimos, juntas.
Grito mientras exploto a su alrededor, y Poché sigue.
—¡Sí Amor! —llora. Colapsa sobre mí, liberando mis manos y descansando su cabeza sobre mi pecho. Mis piernas todavía están envueltas a su alrededor, acuno su cabeza contra mí y lucho por recuperar el aliento.
Ella levanta su cabeza para mirarme.
—No he terminado contigo todavía —murmura e inclinándose hacia arriba, me besa.
....
Yazco desnuda en la cama de Poché, tendida sobre ella, jadeando. Santo cielo, ¿nunca mengua su energía? Poché traza sus dedos arriba y debajo de mi espalda.
—¿Satisfecha señorita Calle?
Murmuro mi asentimiento. No me queda ninguna energía para hablar.
Levantando mi cabeza, giro mis ojos desenfocados hacia ella y me deleito en su cálida, cariñosa mirada. Muy deliberadamente, oriento mi cabeza hacia abajo respirando su único aroma a Poché, mezclado con sudor y sexo. Es embriagador. Rueda de lado por lo que estoy yaciendo bajo ella y mira abajo hacia mí.
—¿El sexo es así para todos? Me sorprende que alguien incluso salga — murmuro, sintiendo repentinamente timidez.
Ella sonríe.
—No puedo hablar por todos, pero es bastante malditamente especial contigo Daniela. —Se inclina y me besa.
—Eso es porque usted es malditamente especial Sra. Garzón. —Estoy de acuerdo, sonriendo hacia ella y acariciando su rostro.
—Es tarde. A dormir —dice. Me besa, luego se acuesta y me hala hacia ella por lo que estamos abrazadas de lado en la cama.
—Me encantó la casa —murmuro.
Ella no dice nada por un momento, pero siento su sonrisa.
—Te amo. Ve a dormir. —Acaricia mi cabello y derivo en un sueño, segura en sus brazos, soñando con puestas de sol, puertas francesas y amplias escaleras... y un pequeño niño de cabello café corriendo a través de una pradera, alegre y riéndose tontamente mientras lo persigo.
Les gusto?
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One shots Caché
FanfictionOne shots, historias cortas de Calle y Poché. Algunas tienen +18. Algunas son gip. Ninguna es triste. La mayoría son de mi autoría, algunos son adaptaciones.