XXI

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Nos sentamos en la barra americana que separaba la cocina del comedor. La pasta estaba buenísima. El hecho de tenerlo al lado me facilitó las cosas, así no le veía la cara. Comía rápido, no como yo, que lo hice tomándome mi tiempo. Al acabar, se levantó y puso su plato en el lavavajillas. Acto seguido, se acercó de nuevo a la barra y, apoyándose con los codos en ella y poniendo su cara sobre las manos, en frente mía, se colocó en frente, mirándome frijamente. Le miré y arqueó las cejas. Me iba a empezar a provocar y yo era consciente de ello, pero ya me lo esperaba incluso antes de aceptar la apuesta. Acabé de comer, me cogió el plato, lo puso también a fregar y se dirigió hacia mí. Desde que había pronunciado la palabra “acelerador”, no habíamos vuelto a hablar. Dio la vuelta a la cocina y vino hacia mí. Acercó su dedo índice a mi boca y me lo pasó por la comisura de los labios, lentamente.

-Tenías nata…

Miré su dedo, tenía razón. Sorprendiéndome, se llevó el dedo a la boca y chupó la nata sensualmente. Uf… Tragué saliva. Lo más difícil para mí era verlo en calzoncillos y no poder tocarle un músculo, ya que eso hubiera sido una tortura.

-Me voy a duchar, ¿te vienes?-me preguntó.

Mierda. Era una trampa, clarísimamente, pero quería demostrarle que podía meterme en la ducha sin necesidad de besarle. La verdad es que ni yo me fiaba de mí misma, pero no quería negarle la petición y que se riera de mí por ser incapaz de contener mis ganas. Había hecho una apuesta y mi orgullo respondió por mí.

-Claro.

Sonrió, en el fondo, maliciosamente. Estaba disfrutando. Cabrón.

Fuimos para el baño, pero esta vez a la ducha. Se quitó los boxers y los tiró al suelo. Yo me quité una sudadera que me había dejado y me quedé completamente desnuda. Traté de hacerlo lentamente, imitando sus movimientos. No paró de seguirme con la mirada, pensé, por primera vez, que para él también estaba siendo sumamente difícil.

-Pasa tú primera…-me dijo.

Pasé por delante de él, entré en la ducha y esperé a que él entrara. Lo hizo, con gesto serio y sin parar de mirarme. Su mirada me resultó muy intimidante. Acaparó tanto espacio, que me obligó a tener que apoyarme sobre la pared. Accionó la ducha y se me escapó un grito. Estaba congelada. Pero en seguida la cambió y la puso caliente, demasiado para mi gusto. Empezó a enjabonarse, sin quitarme ojo, mirándome fijamente. Yo también empecé a ducharme. No articuló palabra y yo tampoco. Puso el agua aún más caliente. Tragué saliva e intenté que no notara que aquello me estaba resultando muy difícil. Me deslizó los dedos suavemente por mi mejilla hasta el mentón, y me lo levantó para mirarme de una manera más penetrante aún. Me estremecí. Este chico me estaba superando. Esbozó una ligera sonrisa, dejando ver lo mucho que estaba disfrutando al verme en ese estado. Deslizó su dedo pulgar por mi labio inferior y respiré hondo. Saqué mi lengua y le chupé el dedo de la forma más sensual que me salió. A juzgar por su sorpresa, la cual intentó ocultar, conseguí mi objetivo. Dejé de mirarle y mi mirada se dirigió hacia “su zona”.

-Hay cosas que no se pueden evitar, ¿eh?-le dije, sonriendo victoriosa.

-Eso no se puede controlar.

Aquello le estaba divirtiendo. A mí no, cada vez me resultaba más inaguantable, el deseo de que fuese mío me superaba. Se pasó la lengua por los labios. Me agarró de la barbilla y me la levantó, accediendo así a mi cuello, el cual empezó a llenarme de besos. Quería suplicarle que parara, pero eso hubiera significando rendirme y no estaba dispuesta. Me mordisqueaba, me chupaba… El agua caliente, sus abdominales mojados, su lengua… Creo que nunca había estado tan excitada. Gemí. Dejó mi cuello en paz y me miró, sonriéndome. Aquello me provocó una frustración importante. Joder. Intenté concienciarme de que no podía rendirme a él, pero me estaba resultando imposible. Sentía que me iba a desmallar, pero quería devolverle la jugada. Me apoyé aún más sobre la pared, lo aparté de mí y volví a recuperar mi posición. Acerqué mi mano a su cintura y empecé a tocarle el muslo suavemente, despacio, sin pausa. Se le puso la piel de gallina. Le miré, sus ojos ardían, pero los cerró. Esbocé una sonrisa. Me apartó la mano, que estaba cada vez más cerca de su miembro.

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⏰ Última actualización: May 19, 2015 ⏰

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