Indignada, llegué a casa. Mario estaba en el salón y, al verme, se levantó del sillón y se dirigió a mí. Yo, evitando que me viera la cara, me fui a mi habitación y cerré la puerta. No tardó nada en tocar y pasar. Estaba sentada en mi escritorio, ojeando un libro para disimular mi estado. Se acercó a mí, se agachó y me miró. No pude evitar girarme hacia él, haciendo un esfuerzo para no estallar ahí mismo.
-¿Qué te pasa?-me preguntó preocupado.
-Nada…
-Va, África, dímelo.
-No me pasa nada, solo un mal día.
-¿Y por qué?
-No insistas, Mario.
-¿Es por inglés?
-No.
-¿Entonces?
-Vete, en serio.
-¿Por mamá? No, me ha dicho que lo habéis arreglado… ¿Por un chico?
-No.
-Vale, es por un chico… ¿Lucas?
-No.
-Pero es el único chico que te gusta, ¿no?
-Mario, eres mi hermano, no te voy a hablar de esto a ti. ¿Alguna vez me has hablado tú de chicas? ¿Me he metido yo alguna vez en tus asuntos?
-Eres mi hermana pequeña, creo que lo normal es que me preocupe de ti, y más cuando llegas a casa llorando…
Tras eso, se levantó y se fue de mi habitación. Tiré el libro que tenía delante al suelo, violentamente, y me puse las manos en la cara. Esa tarde iba a necesitar un camión de papel higiénico y una aspiradora que absorbiera mis mocos.
Me desperté una hora después, dándome cuenta de que me había quedado dormida sobre el escritorio. Me sentía mocosa y tenía toda la cara mojada. Necesitaba un baño y no solo para sentirme más limpia, sino para aclararme también las ideas. Al pasar por la cocina para ir al baño, vi a mi madre y a mi hermano en la cocina. Escuché algo de un hurón. Supuse que mi madre le estaba contando que yo quería quedarme uno… Estaba claro que ya no lo quería.
A la hora de cenar, sentía cómo mi hermano de vez en cuando me miraba, haciéndome sentir incómoda. En conjunto, la cena había sido bastante calmada. Al acabar, me ofrecí a quitar la mesa. Mi hermano lavaría los platos y yo los secaría. Mis padres se retiraron y se fueron a ver una película prometedora, según ellos.
Recogida la mesa, empecé a secar los platos que mi hermano iba lavando.
-Olvídate de Martín-me dijo, en forma de advertencia.
Me quedé sin aire. Menos mal que no vio mi cara. ¿Cómo sabía que…? ¿Le había dicho algo Martín?
-No sé de qué me hablas.
-Sí lo sabes. Mamá me ha contado lo del hurón y, como soy su amigo, a mí también me lo ofreció.
-¿Y eso tiene que significar que me gusta Martín?
-Esta tarde has quedado con él en su casa.
Joder, ¿cómo lo sabía?
-¿Eh?
-¡Basta de hacerte la tonta, joder!
-Ya te he dicho que no te metas en mis cosas, que yo no me meto en las tuyas.
-Resulta que te has liado a mi amigo, creo que eso es más que meterte en mis cosas.
Tenía razón.
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África
Teen FictionInconformista, joven, inteligente, simpática, aunque como ella misma se describe: friki. 17 años no le son suficientes para hacer lo que a ella le da la real gana, y a pesar de que no crea en la mítica frase: ''año nuevo, vida nueva'', pronto experi...