No sé porque, pero me temblaba todo el cuerpo, aunque creo que lo disimulaba bien. Eso no me había pasado la tarde-noche anterior, pero en ese momento sin saber cómo me hallaba yo en una fiesta entre dos pivones, nerviosa perdida y sin recurso alguno para ser capaz de contestar a Martín.
-Gracias…-me limité a decirle.
-¿Tienes bebida?-le preguntó Lucas.
-No, ¿me traes algo?
¿Estaba intentando quedarse a solas conmigo? ¿O era porque había acabado de flirtear con la pelirroja guarra e iba a la siguiente? Ese chico me desconcertaba.
-Vale-le dijo- ahora vuelvo África.
Y me dedicó una sonrisa adorable. ¿Ya está? ¡¡¡Yo quería sentirme por más tiempo la reina de la fiesta entre esos dos guaperas!!!
-No pierdes el tiempo, eh…
-Bueno, tú veo que tampoco…-le contesté.
Se rió. ¿Estaba divirtiéndose o qué? Porque yo no. ¿De qué iba? Yo solo estaba hablando normal con Lucas y él claramente estaba ligando con la otra. No tenía derecho a recriminarme nada. Ufffff… Aproveché para observar un poco cómo iba. Llevaba un traje negro, pero sin chaqueta, y una camisa burdeos que le quedaba estupenda. Reconozco que no sabía con cual de los dos quedarme, iban impecables…
-Hoy no te he visto en la piscina-me dijo.
-Ah, ya, bueno, es que no voy todos los días…
-Hoy tenías que disponer de más tiempo para tu transformación, ¿no?
Encima acompañó el vacile con una sonrisa de oreja a oreja. Creo que incluso hasta me guiñó el ojo, pero es que el conjunto de sus labios y sus dientes me encandilaban. Me sentía tan pequeña cuando estaba con él… Y no por la diferencia de edad.
En ese momento volvió Lucas con dos bebidas. Una se la dio a Martín y la otra se la quedó. De nuevo, yo, África, entre el guapo del instituto y el futuro bombero de calendario. De repente sonó una canción que me traía buenos recuerdos: la que bailamos en fin de curso hacía un par de años, y en la que iba de pareja con Lucas. Le miré a él, le sonreí y me devolvió una sonrisa cómplice. Me agarró de la mano, y atravesando el enjambre de gente que abarrotaba la pista de baile, me llevó a una esquina del comedor, donde parecía haber menos gente. Por un momento me olvidé de Martín y me limité a sentirme la hormiga reina entre tantas. Me cogió de la cintura y yo apoyé mi cabeza sobre su hombro y rodeando sus brazos por su cuello. Con “I will always love you” de Whitney Houston y embelesada con su olor a colonia, me dejé llevar por sus movimientos.
-Estás preciosa hoy, supongo que ya te lo habrán dicho…-me susurraba al oído mientras bailábamos.
Yo estaba flipando.
-Gracias…
Menos mal que no me vio la cara de niña que se me puso. Había esperado muchos años para que Lucas me hablara de esa manera, conformándome con que me dijera un “mola tu mochila” o algo parecido, y ahora, me estaba llamando guapa mientras bailábamos una lenta.
-A mí me gusta cómo llevas el pelo… Te queda muy bien.
Normalmente se lo levantaba un poco y ya está, pero esa noche se había echado laca, deduje, y se lo había levantado aún más. Me recordaba al look de Niall Horan, el de One Direction, el cual era bastante guapo. Yo esa noche estaba disfrutando de mi Niall particular.
-Vaya, gracias.
-Tampoco habré sido la primera en decírtelo…
-Cierto, a mi madre también le ha gustado…
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África
Novela JuvenilInconformista, joven, inteligente, simpática, aunque como ella misma se describe: friki. 17 años no le son suficientes para hacer lo que a ella le da la real gana, y a pesar de que no crea en la mítica frase: ''año nuevo, vida nueva'', pronto experi...