❧. XXXVIII. Te regalaste

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¡Acción!

El grito de Auron lo tomó un poco desprevenido. Sonrió lo mejor que pudo y le dio a ambos la bienvenida al santuario.

– ¡Este es el primer piso! Donde la gente viene a hablar con el hechicero supremo. – Comentó Juan mientras se dirigía hacia el trono color blanco. – Le piden favores, consultan cosas mágicas de hechicería o solicitan hablar con los dioses en el trono supremo. –

– ¿Y está el hechicero supremo? – Preguntó Spreen.

– ¡Claro! Si soy yo, espera quizás no me reconocen. –

– ¿Eh? – La sorpresa en la voz de Spreen y Elisa casi lo hacen reír.

Mientras tanto, él se terminó de acomodar su sombrero y su collar que había dejado al lado del trono.

– ¡Sí es él! – Exclamó Elisa.

– ¿Y también cumples deseos, hechicero? A lo Santa. – Para ese momento, Spreen ya se había acercado lo suficiente a los pies de donde estaba ubicado el trono.

– ¿Acaso crees que la gente viene y se sienta en mi regazo para decirme lo que quiere? –

Pasaron dos segundos para que Juan se diera cuenta que había caído en la trampa de su novio. Lo de Santa ni siquiera estaba en el guión maldita sea.

– Te regalaste. – Escuchó que Spreen susurró para luego voltear y hablarle a Elisa. – ¿Así no era Elisa? –

– Yo creo que sí. – Y, por supuesto, ella se unió al juego.

– Perfecto. –

Para ese momento, Spreen ya había subido un par de escalones y se acomodó lo suficientemente rápido para sentarse sobre sus dos piernas. La diferencia de altura era notoria y la tonta sonrisa en el rostro de Spreen solo hizo que Juan quisiera empujarlo.

– Que lindos, espera los voy a grabar. – Dijo Elisa sacando su cámara.

– Elisa no creo que sea necesa- –

– Sí, sí dale, estoy con Papá Noel. – Se burló el híbrido. – ¿Te puedo decir que quiero para Navidad? –

– Si ya estás acá, ni modo. –

– Una bici, esas de las facheras, una play cinco. – Y mientras Spreen hablaba, una de sus manos se deslizó por detrás de la nuca de Juan para acariciar su cabello, provocando que el castaño tuviera un ligero escalofrío. –... y tengo otro deseo, pero no es para mí. –

– ¿En serio? ¿Para quién es? –

– Mi novio. – Spreen se acercó un poco más. – Que sea un poco más comprensible. –

– Quizás sí lo es, y solo quiere lo mejor para ambos. –

– Y bueno, yo también, pero a mi manera. –

– Tu manera podría ser un poquito extrema y no solucionar todo por completo. –

– ¿Crees que la de él sí? –

– Yo creo que-, espera ¿por qué estamos hablando de esto? – Volteó fuera del set. – ¿¡Por qué nadie grita corte!? –

Tanto Spreen y Elisa voltearon a donde estaba la cámara y se encontraron con el camarógrafo encogiéndose de hombros mientras señalaba a la persona a su lado.

– Auron tuvo un imprevisto en el set donde está Axozer. – Comentó Biyin. – Y quería ver cómo terminaba esto, parecía que ustedes dos necesitaban hablar. –

– ¡Biyin! –

– ¿Qué? Sabes que esa parte estaba en el libreto, pero no pensé que lo harían así. –

Juan suspiró, debió suponerlo. Volvió a mirar a su novio y esta vez no se resistió de empujarlo de su encima.

– ¡Oye! –

– Tú y yo vamos a hablar después ¿De acuerdo? –

– Mi parte favorita del día boludo. –

Por su parte, Elisa solo se rió. Luego le diría a alguno de los dos que realmente sí grabó esa escena con la cámara que le habían entregado y que resultó no ser utilería falsa. Podría ser un buen chantaje por diversión.

Decidieron repetir esa escena y continuar el recorrido, en medida de lo posible. Parece que lo que sea que les estuviera sucediendo no era tan grave como la vez anterior si seguían coqueteando de esa manera.

 Parece que lo que sea que les estuviera sucediendo no era tan grave como la vez anterior si seguían coqueteando de esa manera

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¡Corte! [AU - Spruan]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora