¡Corte! [AU - Spruan]

❧ VI. Ladrón

Aquello se volvió un patrón al cual pronto se empezarían a cuestionar o acostumbrar, dependiendo de cómo lo vieras o cuánto sabías sobre la pareja.

Por ejemplo, Mayichi y Carrera sabían que estaban comprometidos desde hace unos meses; Mariana pensaba que solo eran amigos, al igual que Carola; mientras que Reborn y Biyin también pertenecían al grupo de los que sabían. Auron, bueno, él sabía que Juan estaba en algo con alguien, pero no le dio mucha importancia en un principio al saber el historial de su amigo.

 Biyin no se tomó las molestias de aclararlo queriendo ver cómo se desarrollaba todo.

En cuanto al resto, sería un misterio o una sorpresa pasando los días de rodaje.

Quizás, para suerte de Auron, en algunas tomas no se necesitaba a todos los involucrados. Una de ellas era frente a la casa de empeño, donde un grupo estaría escuchando sonidos raros dentro del local, aparentando que pudiera haber un fantasma con ellos. Sin embargo, la realidad era que Spreen siendo invisible estaría robando dentro, pero al final eran efectos que tranquilamente podrían incluir en post producción.

No obstante, había otras donde tenía a los dos actores como protagonistas.

El robo ¡Escena 2, plano 3, toma 2. Acción!

– ¡Spreen vuelve aquí! ¡Mi mochila estaba cerrada! –

– Mis huevos –

– ¡Devuélveme mis cosas! Puta madre. –

Spreen, ahora con su traje de constructor, corrió por una parte del pueblo hasta llegar con Barbe.

– Que onda pa. –

– ¿Qué pasa? ¿Por qué anda enfadado Juan? –

– No sé, se molestó de la nada. –

– ¡SPREEN! –

Siguió corriendo, pero esta vez los dos lo seguían. A lo lejos vio lo que parecía ser una pared de piedra y pensó que eso podría funcionar. – Señor ¿podría dejar la agresividad de lado? – gritó, aparentando estar más lejos.

– No, no ¡Dame mis putas cosas! Me tardé un día completo para recolectar todo eso. –

– Le puedo dejar una garantía si así quieres. –

– ¡No! Ninguna garantía, quiero todo o te juro que te vas arrepentir ¡Te lo ju- ! –

Pero Juan no pudo terminar porque cuando pasó cerca de la pared, Spreen lo tomó del brazo y lo jaló rápidamente para tenerlo entre su cuerpo y el muro. Debido a la diferencia de altura, el menor podía mantenerlo acorralado apoyando su brazo al lado de la cabeza del castaño. Si colocaba el otro, Juan no tendría escapatoria.

– Creo que no sabe a quién está amenazando, señor. – dijo Spreen casi con un gruñido.

– N-No me importa ¡Devuélveme mis putos diamantes! –

– Encima me acusás de ladrón, estás loco. –

¡Corte!

– ¿Esto estaba en el guión? – se preguntó Barbe, quien sólo estaba expectante.

– Spreen, lo estás amenazando, no a punto de comerle el morro. – Suspiró Auron.

– Y bueno, le da emoción a la escena y Juan supo cómo continuar la toma. – Pero el director solo se limitó a mirarlo fijamente. – Dale, dale, volvemos a grabar. –

¡Escena 2, plano 3, toma 3. Acción!

Lo repitieron, pero en lugar de que Spreen lo acorralara, solo lo detuvo cuando llegaron cerca de la pared y fingieron una pequeña pelea con las espadas. Casi en la última toma, Spreen sonrió y se agachó un poco para acercarse al rostro del más bajo.

– Pero señor ¿Cómo sabe usted que fui yo? –

– ¡Porque lo sé! Por-por porque no sé. – Rayos, estaba tartamudeando. – Po-por porque ninguno de ahí es tan listo. –

– Es bueno saber que no me considera tan tonto entonces. –

¡Corte!

– Pero dale loco. – Se quejó Spreen.

Pero antes de que Auron pudiera decir algo, Tanizen se acercó hasta él para hablarle. Pasó casi un minuto hasta que el otro asintió y decidieron que esa toma quedaba para seguir grabando lo demás.

Tanizen logró convencer a Auron de usar el tartamudeo de Juan como muestra de sus nervios, enfatizando así el aura intimidante que debía dar el personaje de Spreen. O al menos, esa fue la excusa. 

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