¡Está listo! El set de Tortillaland se abre nuevamente ante la próxima temporada y tiene todo preparado para recibir a sus participantes. Desde los viejos hasta los nuevos actores y Auron ya tiene a los candidatos perfectos para acompañarlos...O eso...
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Fue algo bueno que en el último día pudieran asistir todos los actores, incluso si el final no era directamente sobre muchos de ellos.
– Te voy a golpear con el libreto si no te calmas. –
– Pero- – Trató de decir Juan.
– No. – Drako, como bien dijo, le pegó. – Todo saldrá bien, en serio. –
– ¿Tú no estás nervioso? – preguntó, y el otro respondió que sí. – ¿¡Entonces!? –
– Porque sé que lo haremos bien. Tu historia y la mía terminan aquí, así que cerremos con broche de oro, hermano. –
Juan sonrió, asintiendo. – Claro que sí, hermano.
Eso no terminó de calmar los nervios de Juan, pero al menos se sintió un poco más tranquilo.
El episodio comenzaría con Juan siendo casi por completo la nueva mano derecha del profeta, visitando a los demás y tratando de mantener las cosas en control, cosa que no estaba logrando. La mayoría tenía muy clara su posición sobre lo que estaba sucediendo y, a pesar de ser amigos del hechicero, no les gustaba en lo que se había convertido.
Juan trató de convencerlos, prometiéndoles que hablaría con su padre para que todo volviera a ser como antes. Era una lástima que eso no sucediera.
En un momento, Drako los llevó a una base que había preparado en caso las cosas se tornaran peor; pero también con una idea que podría resultar tan bien como mal: destruir el santuario de Juan. Tenían una probabilidad de debilitar a Juan y por ende al profeta ya que ahí se encontraba su poder y el nexo con los dioses, o bien, solo terminarían empeorándolo. Eligieron creer en la primera probabilidad.
En post producción se vería mucho mejor la recreación de todas las explosiones y la aparición de Juan frente a su santuario a punto de ser destruido; pero los gritos de dolor y desesperación fueron propios del mismo personaje.
Como venganza, el profeta destruiría ambos pueblos. Y Juan observaría, sin importarle lo más mínimo lo que estuviera pasando. En una escena, dos cámaras captaron dos perspectivas diferentes. Juan volando entre los portales del pueblo verde, y Spreen y Elisa observándolo desde la tierra.
– Juan. – Susurró Elisa, intentando llamar su atención, pero Spreen la detendría.
– Elisa, tenemos que irnos antes de que todo empeore. –
– Pero él... –
– Vámonos. – La pelirroja se vería frustrada, mientras asiente y pasa por el portal del pueblo central. Spreen solo levantaría la mirada hacia el hechicero, recibiendo como respuesta un contacto visual no planificado.
Cuando el híbrido intentó hablarle, solo apretó uno de sus puños y fue al portal, como una despedida silenciosa entre los dos.
Sin embargo, entre todo el caos, sucedería algo que marcaría la decisión de Juan frente a su padre.