Facundo
12 de Marzo, 2015
Asome la vista por donde mis vecinos se habían marchado ¿Qué le había pasado a Tomás? Aquello era algo intencional o se había metido en problemas al buscar a su otro hermano? Pero, de ser así, ¿quien golpearía de aquella manera a alguien que solamente intenta encontrar a un integrante de su familia? Pensé en cada escenario posible para responder a mis dudas y ninguno era muy alentador. Sin sacar la vista del lugar me recosté sobre uno de los libreros. ¿Había cometido un error al ir ahí? La vida de esas personas a quien siempre dije odiar de manera justificada ahora se mostraba tan ajena a mis conocimientos ¿Donde estaba el niño malcriado que le gritó a su madre frente a todos? ¿Desde cuando Agustín era tan considerado con su familia a tal punto de salir corriendo tan solo entregar una pequeña llave? ¿Lo había juzgado mal todos esos años o la fibra sensible que mi prima tocó me estaba nublando la mente? ¿Qué pasaría sí al final mi vecino no era como yo creía, llegaría a verlo con otros ojos o esa relación estaba completamente arruinada desde antes de comenzar?
Me di vuelta sobre mí mismo, frente a mis ojos uno de los libros parecía querer darme algún mensaje. "Aún no es tarde" decía el dorso de este. "¿Tarde? ¿Tarde para qué?" Me cuestioné y saqué del eterno descanso el pequeño libro de tapa azul. "Ya sabrás que hacer" decía la portada sin nombre de autor ni editorial "La luz te dará la respuesta" afirmaba con seguridad la contraportada "La oscuridad te guiará hacia ella" tenía escrito a mano al final, justo al lado del último punto. Vi aquello como una broma del destino, una coincidencia que, de presentarse en un momento de vulnerabilidad, sería tomada como una señal divina. Ojeé un par de hojas y luego lo guardé. Tenía curiosidad por saber cuál era la historia que este atrapaba pero al tener un título digno de un libro de autoayuda me contuve.
—¿Llevarás ese? —me preguntó la chica de pelo largo que atendía el local.
—No creó, seguiré viendo —contesté de manera seca.
—¿Qué le pasó a Tomás? —preguntó Olivia sin rodeos —¿por qué parece como si se hubiera tirado de la cima de un árbol?
La chica la miró con desprecio de arriba a abajo.
—Y vos, ¿de dónde conoces a mi novio? —la sonrisa que tenía se desvaneció automáticamente y en su lugar su ceño fruncido tomó protagonismo en su rostro.
—Él no me interesa así —aclaró ella rápidamente para evitar más confusiones —tan solo me llamó la atención la cantidad de heridas que se hizo en tan solo una noche.
—¿Y cómo sabes que se las hizo anoche? —preguntó Ámbar sacándome las palabras de la boca.
—Ayer a la tarde me lo crucé en el kiosco y estaba sin ningún rasguño.
La chica, un poco más tranquila por la declaración de Olivia, la volvió a examinar: Olivia mantenía la calma sin esfuerzo, su voz no se quebró y tan poco tartamudeo, las respuestas fueron claras, rápidas y concisas.
—Le robaron —aclaró tras determinar que Olivia no era una amenaza a su relación —no se muy bien los detalles, dudo que él los sepa. Por lo que me dijo todo pasó muy rápido y tan solo vio un montón de sombras.
—¿Le sacaron muchas cosas?
—No, pero eso es lo de menos. Pudieron haberlo matado si lo seguían golpeando.
La chica concluyó la charla y se sentó detrás del mostrador a esperar a que nos dignamos a comprar o a irnos. Mientras tanto yo, quien durante la charla entre ambas seguía ojeando distintos libros, me sentí aliviado al oír que solo se había tratado de un robo.
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Jóvenes Máscaras
Teen Fiction《Creo que estoy perdiendo la cabeza》pensó al notar la presencia de la amiga imaginaria de su medio hermano dentro de las fotografías.