La carta

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Alexander 

11 de Marzo, 2015

"Querido Alex,

No tengo palabras para justificar mis acciones o la de nuestra familia, la verdad es que te estamos mintiendo todo el tiempo: Joaquín no está de vacaciones en casa de su amigo, este se encuentra desaparecido y es por eso que las cosas han sido tan complicadas estas semanas. Nos enteramos el mismo día en que supuestamente él iba a regresar y lo mantuvimos en secreto a petición de Jorge y de mamá, ellos no quieren saber nada acerca de que todos se enteren sobre lo que ocurrió, nuestra familia ya a sufrido demasiado y muchas personas nos odian sin razón, creen que ellas podrían entorpecer la investigación y por eso decidimos hacerles caso, sin embargo los días pasaron y ninguna pista útil fue encontrada, todas y cada una de las peleas que he tenido con ellos fue acerca de este tema. Mi idea, en la cual ya me encuentro trabajando, es pegar carteles de desaparecido. Se que es contradictorio con lo que puse anteriormente pero un testigo ocular es nuestra última esperanza. Si dentro de cien llamadas de broma una resulta ser verdad entonces estaremos más cerca de encontrarlo y traerlo donde pertenece. Se que aún sos joven pero tambien se que sos el más maduro después de mí, si me odias por desobedecer a nuestra madre lo aceptaré y buscaré la forma para compensarte tanto mal pero, aunque eso sea así, mi prioridad será encontrar a nuestro hermano y eso no está en discusión. 

Atentamente, Tomás".

Guardé la carta en donde la había sacado. Orgulloso me trague mis dudas y fingí tener la situación bajo calma.

—Eso no prueba nada —le dije a la chica del espejo. Ella, acariciando al extraño gato de ojos y garras brillantes, me insistió que podría llevarme a ambos si tan solo le hacía un favor —¿y como se que vos no la escribiste? —cuestione desafiante. 

—¿Y cómo podría hacerlo? Aunque quisiera no puedo salir de acá, mis manos no pueden atravesar el espejo, soy solo una espectadora.

—Y una posible mentirosa —agregue entre cerrando los ojos y arrugando la nariz.

—Las mentiras no están dentro de mi naturaleza. 

—Así habla un mentiroso. 

Tras varios días discutiendo con la mujer al fin decidí darle el beneficio de la duda. Con la carta en mano fui directo hacia Tomás y sin dudar le pregunté dónde estaba Joaquín. Mi medio hermano se puso pálido.

—No lo sabemos —contestó Tomás luego de procesar la sorpresa.

Lo miré decepcionado, en mi mente, y en la apuesta que le había hecho a la mujer del espejo, mis hermanos habían planeado entregar la carta el mismo día de la llegada de Joaquín, este, según mis sospechas, seguramente, estaría escondido esperando en algún lugar de la casa a que yo termine de recibir las malas noticias para luego aparecer de forma sigilosa y darme consuelo. Así, entre confusión, enojo y alivió, los dos podríamos reírnos de mi reacción al demostrarle cuánto lo podría llegar a extrañar. Sin embargo estaba equivocado y ahora me veía obligado a hacerle un favor a la mujer.

El resto del día no dude en evitar a toda la familia, no por la mentira (comprendía perfectamente la postura de ellos ante el caso), si no porqué, de no hacerlo, no podría seguir adelante con el plan que me había impuesto la señora.

—Necesito que me digas todo lo que recuerdes sobre ella —me pidió Nahomy seriamente.

Yo, que estaba escondido dentro del armario de mi habitación, vacile antes de responder. Tenía cientos de dudas ante qué podría hacer ella con esa información ¿era una estafadora? ¿Quería robarle el alma a mi hermana? ¿Cuál era la importancia de saber sobre su color favorito o, de poder tener, cuál era su mascota soñada? No fue hasta que la señora me preguntó "¿A qué le teme?" Qué mi cabeza se negara a seguir contestando con la verdad. 

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