Mi cabeza está apoyada sobre mis brazos cruzados sobre la mesa de la cafetería. Inhalando hondo y dejando salir el aire que mantuve en mis pulmones por unos segundos, recordando melancólicamente la nota que saqué en uno de los exámenes.
— Hilly, nena, venga ya, no pongas esa cara.
Fulmino a la rubia al girar mi cabeza a un lado para verla.
—He sacado una mísera de nota, Valentina. El profesor no me subió el único punto para pasar siquiera raspando. Soy una bruta de mierda —murmuro, hiriéndome a mí misma con mis propias palabras.
Mis amigas me miran sin decir nada, hasta que siento como alguien agarra con suavidad mi hombro— ¿Mala nota? —la voz de Milton suena con cautela. Mis amigas hacen un sonido de afirmación mientras yo ahogo las lágrimas que quieren salir a flote —Venga chica, que solo ha sido en mitad de semestre. Aprovecha en estudiar los puntos que fallaste para estar preparada para el final —ladeo de nuevo mi cabeza, viendo la piel morena del joven; quien me mira con una sonrisa ladeada.
—Qué ambiente más pesado hay aquí —el tono de broma en la que habla Bryce, al parecer recién llegado, hace que los otros tres suspiren con pesar.
—Creo que necesitamos diversión —Milton retira su mano de mi hombro, dando una palmada al aire con euforia. Yo no reacciono.
—Con estas reacciones, es muchísimo más divertido hacer una carrera con una tortuga —una sonrisa leve se asoma en mis labios al oír a Bryce decir tal cosa.
—Perdonen, pero solo quiero llegar a mi cama y no despertar hasta mañana —les digo, levantándome con pereza, apoyando mi peso sobre mis manos que están encima de la mesa de madera.
Un intercambio de miradas entre mis amigos me hacen sentir un poco confusa, mis ojos se mueven sin pedir permiso hacia el cuerpo de mi crush.
El joven me devuelve la mirada, una en la cual no sé interpretar; porque mi mente está puesta con frustración sobre la nota que perdí.
Les doy una sonrisa que pareció un gesto, para luego encaminarme hacia la salida e ir directamente a la residencia, sin importarme que me faltaba dos horas de clases para terminar mi jornada de estudio.
Mientras daba pasos lentos, mi móvil suena en mi bolsillo, siendo mi madre la responsable de la llamada entrante. Le contesto después de unos segundos.
—Hola, mamá.
—¿Qué pasó? —frunzo el ceño ante su pregunta. Ella, a pesar de no estar parada frente a mí, insinúo que sabe qué gesto hago porque aclara: — Tu voz, hija, suena como si algo malo hubiese pasado —un breve silencio se posa entre la línea y, en ello, al parecer mi madre deduce cosas que no son—. No me digas que te han dejado plantada. O que te declaraste y el chico te humilló.
Suspiro, cerrando mis ojos ante sus locuras insinuaciones— No, mamá. No es ninguna. He perdido un examen.
Espero sus regaños, su monólogo en donde dice la razón del por qué no debo de perder una evaluación; meterme presión para seguir siendo la mejor a pesar de todo, tal como lo hizo en el primer semestre y en la secundaria; pero eso nunca llegó. Sino que solo soltó un suspiro pesado.
—Hilly, hija. Ahora que ves el problema sobre el por qué te fue mal, estudia, repasa y esfuérzate en lo que te equivocaste, para que no vuelvas a cometer el mismo error —mi respiración se estancó por la sorpresa junto con mis pasos al detenerme en seco. ¿Quién es esa mujer y qué le hizo a mi madre? No obstante, me alegré el hecho de que me aconsejara y no me riñera como usualmente solía hacer.
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100 días para conquistarte
Teen FictionSinopsis:: Sus carcajadas, su hermosa sonrisa y sus graciosas locuras, fue lo que llamó tanta la atención de ella. Ese chico chispa y activo de su grupo, logró que el corazón de Hillary revoloteara con tan solo verlo. No es popular ni mucho menos el...