Parte 24

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Eri y yo nos encontrábamos sentadas en una de las tantas mesas de la cafetería, charlando. Valentina no vino hoy a clases por el sueño acumulado de la noche anterior en hacer un proyecto escrito para hoy. El trabajo lo entregamos nosotras por su parte, donde el profesor de esa materia nos miraba con recelo al ver como su alumna no lo entregaba personalmente, es por eso que nos tocó que inventar una excusa bastante válida para que nos creyera.

— ¿Vas a salir con tu novio? —pregunto al ver como apagaba la pantalla de su móvil con una sonrisa.

—Aja. Sus padres quieren volver a cenar conmigo, ¡les caí súper bien! No sabes los nervios que tenía cuando fue la primera.

—Eres un amor, Eri. Pero espero que ellos no se den cuenta de tus gustos peculiares —sorbo de mi café mientras miro a cualquier lugar que no sea mi amiga, ella bufa, queriéndome pegar pero esquivo su golpe por reflejo —Ja, muy lenta.

Ella rueda los ojos, inclinándose sobre la mesa, analizándome. Yo, por el contrario, extrañada por su repentino análisis trago saliva.

— ¿Aceptarás esta vez la salida con Bryce? —pregunta expectante, cruzándose de brazos.

Me encojo de hombros —Sí. Ya el examen de inglés lo hice, así que ya no tengo obligaciones tan importantes por resolver. Y un descansito no estaría mal —le respondo, pasando el café por mi tráquea.

Mi amiga mueve si cabeza, estando de acuerdo— Por cierto, ¿sacaste la duda sobre si de verdad tiene novia?

—Milton me ha dicho que no, lo juró por todas las mantequillas de maní —hablo. Eri hace una mueca—. Lo sé, Milton es alguien bastante particular.

— ¿No le preguntaste directamente a Bryce? Hillary, eso es muy inmaduro de tu parte.

— ¡Pero no quiero parecer una intensa! O qué sé yo. No le diré directamente a él si tiene novia o no, no quiero que mi actitud de alivio sea tan notorio si me hubiese respondido un no. Además, Milton es su mejor amigo, de una u otra manera me tendría que informar.

—Pero tienes que enfrentarte al problema como se debe, tonta. Es con Bryce, no con Milton.

—Pero... ¡ahg! —gruño por lo bajo. Lo que dice la mayor es verdad, pero mis nervios para decirle al chico al cual mi corazón hace latir al mil, seria bastante notorio en que su repuesta dependía de mi ánimo. ¿Qué actitud tomaría si me hubiese dicho que sí? Ya me imagino la pregunta que me haría: ¿Por qué ese ánimo tan bajo, puntsuertmied?

Muevo mi cabeza para sacar ese escenario que imaginé.

» En otras ocasiones, pero eso no. —zanjo en voz baja. Teniendo una negación por parte de mi amiga.

—Eres terca —susurra solo para que yo la escuche. Hago un mohín.

Me encojo de hombros, restándole importancia a sus palabras.

A los segundos, el par de amigos en los que estábamos hablando aparecen frente a nosotras, el moreno sentándose al lado de Eri y el otro conmigo.

— ¿Dónde está mona? —pregunta el que acompaña a mi amiga en su puesto. Ambas bufamos.

—Hola, Milton, buenos días. Estamos bien, gracias por preguntar. ¿Nuestra amiga? Está enferma. —respondo con sarcasmo. Eri moviendo su cabeza, estando de acuerdo conmigo.

Después de una disculpa del moreno, estos dos empiezan a hablar de la tercera chica que hace falta mientras que Bryce me mira con ganas de preguntar algo pero se retiene a soltarlo, es por ello que suspiro, dejando el vaso de café a un lado.

» Tengo la intuición de que me quieres decir algo, así que dilo —levanto ambas cejas, a la espera de que responda. Él ríe bajito.

Mueve su cabeza con lentitud, tomando aire— ¿Salimos esta noche?

100 días para conquistarteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora