CAPÍTULO XI: "SONDEO"

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José Manuel se dirige dentro del destrozado, pero todavía habitable departamento en el que todo el grupo se está alojando por estos días; al menos hasta que los grandes líderes decidan el nuevo lugar al que zarparán. El fiel seguidor y musculo del grupo sube escaleras arriba, con bastante cuidado por lo dañado que está el entorno; rechazando la idea de subir en ascensor al estar este mismo caído y destrozado en el vestíbulo de este mismo lugar.

Una vez escaleras arriba, en el segundo piso del lugar, se dirige a la habitación donde descansan Juan y el mencionado Carlos. Al ver al sujeto que estaba limpiando su vieja arma de acero ennegrecido; vestido de ropas negras y arropadoras por el frio clima; este levanta su cabeza para ver al hombre que viene a buscarle, enfundando su arma y levantándose de donde estaba sentado.

—Pelitos... ¿Cómo estás?. —Dice con aquel carácter burlón Carlos.

—Carlos; necesito que me acompañes al supermercado del pueblo, son órdenes del jefe. —Dice José Manuel.

—¿Con mi yanqui favorito?... Claro; toca hacer colecta... de nuevo. —Dice el hombre bastante animado agarrando un rifle que tenía detrás de la puerta y ponérsela al hombro. Saliendo amos por la puerta; por indicaciones de José Manuel, el hombre desagradable se dirige a su caballo, mientras el jefe de la operación sube hacia al cuarto piso para avisar a Antonia.

Este al llegar a la habitación donde esta reside junto al líder; la puerta estaba abierta y José Manuel al llegar ve a la mujer hablando sola, bastante alocada, enojada y ansiosa. El hombre al hacer un ruido con la madera húmeda y podrida del piso alerta a la mujer, volteando rápidamente hacia la puerta; viendo al alto hombre buscándole.

—¿Qué quieres?. —Dice de manera agresiva la mujer.

—Mateo nos dio la orden de buscar cosas en el supermercado; tienes que venir con nosotros. —Explica él, mientras ella le escucha, la mujer hace un gesto de desaire, demostrando que esta peleada o en cierta manera enojada con el líder del grupo.

—Vale, si el rey quiere que los peones lo hagan... —Balbucea la mujer mientras toma su arma y mochila para luego pasar por el lado del muchacho, quien esta tan confundido como cualquiera.

Una vez abajo del todo; Carlos estaba esperando montado en su caballo; sin embargo, tendrá que esperar porque José Manuel se dirigió a donde el grupo esconde su arsenal de armas; sacando alguna selección de armas bastantes potentes en su daño; siendo un lanzagranadas y las partes sin ensamblar de un lanzallamas. Artefactos que según la lógica y lo que ha visto el mismo, serán de suma importancia en poder enfrentar a los zombis, sobre todo las mutaciones que estos tienen.

José Manuel se echa al hombro el lanzagranadas y guarda las piezas de la otra arma en un bolso que lleva en la mano hacia su caballo; una vez allí tiene todo para zarpar, cabalgando sobre León y junto al resto de sus compañeros.

Aunque por lógica, estos salen por el camino que da hacia el rio, de ahí estos harían un rodeo total al pueblo para entrar por la dichosa entrada principal y desde allí correr hacia el supermercado; una operación simple y que todos han hecho alguna vez en su vida, solo que la dificultad adicional está en la peligrosidad de los infectados que se toparán probablemente.

—Entonces... ¿Mateo y Andrea fueron a hacer lo que querían cierto?. —Pregunta Carlos mientras sigue a José Manuel por las orillas del rio, haciendo aquel rodeo que se viene mencionando.

—Si; estos fueron a la ciudad, quieren hacer algo allí. Aún no sé qué, pero supongo que nos lo dirán cuando lo tengan. —Responde José Manuel.

—Con que ya están tramando algo esos dos; eso no está nada bien. Ya deberíamos habernos movido otra vez. Encuentro tonto que nos quedemos aquí; sobre todo cuando nos persigue todo un ejército. —Comenta Carlos, mostrando su desacuerdo con lo que están tramando ambos caudillos del grupo.

DUST II: CONDENADOS Y PERDIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora