DUST II: CONDENADOS Y PERDIDOS

CAPÍTULO V: "VISITA MÉDICA"

Dos semanas y medias después, del asalto y tras enterarse de la guerra que se les aproxima en contra del Escuadrón de la Perdición, además de tras haber pensado en las medidas que se tomarán para proteger el asentamiento y al resto de su gente. Hurtado, siguiendo lo pactado por Mateo y sus dos más confiables tenientes ha estado en incansables obras por militarizar los muros y el perímetro en general.

Además de que los conflictos fugaces, como emboscadas, robos, ataques, se han intensificado por toda la zona este de la región, acercándose cada vez más al asentamiento, cosa que ha hecho que varios de los hombres de Hurtado caigan heridos y en el peor de los casos muertos, esto a ojos de todos es una guerra con todas las letras.

Las personas del asentamiento están conmocionadas, pero esperanzadas en que el jefe, en conjunto con El Grupo de Mateo Álamos lleguen a una solución lo más pronto posible. En el caso del líder del grupo, este está como de costumbre, realizando su rutina diaria.

Se levanta, se ducha, se engalana en sus ropas y baja a desayunar y a interactuar con los miembros que estén allí en el momento. Siendo en este caso la muchacha Amelia, quien esta cada vez más avanzada en su embarazo y pronto ya tendrá que dar a luz. Además de Andrea y Nanno, quienes estaban en la cocina.

Este saluda a las muchachas presentes y se sirve algo bastante rápido para comer, para luego sentarse en la mesa solo apartemente. Tras varios minutos de silencio en donde este está, se le acerca la muchacha rubia, Amelia. Sentándose al lado de este, aparentemente esta quería hablar con él. El líder le mira, dejando que esta inicie la conversación.

—¿Crees que el Escuadrón de la Perdición finalmente nos ataque en estos días?. Ósea... he visto que la cosa pasó de estar tranquila a estar casi como una guerra. —Rompe el silencio la joven, de una manera tanto desesperada y nerviosa.

—La verdad... Tal vez... Se ven dispuestos a darnos con todo. Pero ahí es cuando hay que resistir y atacar, confía en mí. Si es que pasa algo, tú serás la primera en salir ilesa de eso, te sacaremos de aquí rápidamente. —Explica y alienta el líder, ante la cabeza gacha y asustada de su miembro más joven y vulnerable.

—Sí... Pero... ¿Y el resto?... —ella continúa dudando y levantando su mirada hacia el líder. Este sonríe ligeramente y tras un suspiro le pregunta a la muchacha.

—¿Dudas de mí?

—Nunca. —Responde ella de manera tímida.

—Entonces confía, si yo digo que no pasará nada... Es por algo. ¿Cuándo le he fallado a alguien del grupo? ¿O incluso a ti? —Sigue preguntando el líder, intentando ganarse el apoyo de la muchacha, dejando sus dudas al respecto de sus decisiones. Ya que, a ojos del líder, ahora es cuando todos deben estar junto a él y no cuestionándole como otros.

—Vale. —Dice la muchacha, para luego levantarse de su asiento con cierta dificultad y tocándose la barriga, luego esta se va de regreso a donde estaba. Mateo le mira por la espalda, concluyendo que la muchacha debe estar nerviosa, adicionalmente de todo lo que ha estado sintiendo en los últimos ocho meses y casi nueve.

Minutos después de hablar con la joven, llega Andrea junto a Nanno, Mateo les saluda y estas se sientan junto a él, aparentemente igual de preocupadas que la joven Amelia, solamente que en este caso le será más difícil tranquilizarles, sobre todo a Andrea últimamente.

—¿Qué hacemos ahora Mateo?. —Pregunta Andrea casi como obligando a responder al líder, este la mira fijamente por unos segundos y piensa en la respuesta.

—Bueno pues... No queda otra que seguir con lo que decíamos... Con lo que dijiste antes. Resguardamos el perímetro y armarnos bien para la guerra. No tenemos otra. De hecho, Juan el otro día me hizo entrega del listado de suministros médicos que nos falta, Hurtado ha estado mandando a un par de sus hombres a Curicó por ellos. Pero faltaron algunos, por lo que envié a Drake, Sara y José Manuel a que revisen si hay algo en el Hospital Regional de Talca. —Cuenta el líder.