CAPÍTULO XIII: "COMPRAS: LA AFICIÓN DEL VIEJO MUNDO"

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Tras esto los dos vehículos salieron de las inmediaciones del pueblo, a una buena velocidad y bastante confiados en que plan va a resultar como todos piensan; los vehículos corren por los viejos caminos directo a la ciudad; estando a la cabeza de este convoy la furgoneta de Andrea y Carlos, siendo conducida por este último, los encargados de colocar aquella bomba que servirá como esa tan aclamada distracción que es la base de la estrategia que el resto del grupo va a seguir.

En segunda posición estaba el siguiente vehículo que es en donde estaban el resto de miembros, quienes entrarán a aquella base como si se tratara de su ingreso al infierno, ambas furgonetas hablaban entre sí gracias a las radios que tenían y que cada uno de los miembros tiene.

—Muy bien, Andrea y Carlos muévanse. Hay que moverse rápido... mientras más rápido nos movamos, menos podrán vernos pasar. —Comenta Mateo por la radio, para coordinar las cosas en la furgoneta de enfrente. Todo mientras están cada vez más cerca de ingresar a la ciudad, teniendo que atravesar aquel destrozado y descuidado camino que Mateo y el resto evadieron en su tiempo con aquel atajo.

Pasan varios minutos del viaje, viajando por la carretera principal y esquivando viejos vehículos. Pasaron por Gultro y al fin cruzando el rio, directamente por la antigua ruta cinco. Estos bajan de la carretera tan pronto al ver la carretera del cobre.

—Caballeros, nos vamos a adelantar antes de tiempo, para la distracción. —Dice Andrea mientras van en dirección al recinto por las calles normales de la ciudad.

—¿Cuánto necesitas?. —Pregunta Mateo.

—No demasiado, veinte minutos en armar todo el tema... Esten listos ustedes, para el gran aviso. —Responde la mujer.

—Bien, vayan; también es muy sospechoso ver a dos furgonetas llena de bastardos con muy mala cara y trasnochados. —Da el permiso el líder, bastante más animado y contento de lo habitual; aparenta ser un buen día.

—Buena suerte caballeros, nos vemos en un rato. —Dice la mujer antes de cortar la comunicación y que el vehículo en el que va junto a su acompañante se adentre mucho más rápido entre las calles contrarias a dónde va la otra furgoneta, rumbo a la mencionada y pactada calle del sureste.

Mientras que los sujetos de la segunda y ahora única furgoneta hacen un rodeo por las calles más solitarias, tratando de llegar al lado norte del lugar; buscando por todas partes una alcantarilla por la cual acceder al interior de la imponente fortaleza.

—Muy bien caballeros... explicaré el esquema una vez más. Entraremos una vez el caos se desate, mientras esperamos afuera del edificio discretamente; una vez haya todo ese caos que queremos entramos rápidamente. Nanno y Sara se aseguran de que los rehenes que seguramente habrá allí no hagan nada raro... en caso de que lo hagan... los revientan a balazos. ¿Entendido esa parte?. —Se dirige directamente a las dos muchachas mencionadas, estas le responden positivamente en un gesto con sus cabezas, por lo que el líder continua. —José Manuel, Daniel y Drake, ustedes se centrarán en mirar por los escaparates del exterior; son los encargados de que si se acercan intrusos avisan y disparan. Lo mismo que ellas, ven algo que no cuadra revienten a balazos a quien sea, me da igual si es fulanito o la señora del quiosco, todo que ponga un riesgo en la operación... se lo cargan. Luego yo y Juan nos encargaremos de ir a buscar al profesor al sótano del lugar; interrogaremos a alguien de todas maneras para saber en donde esta exactamente y en que parte del sótano... ¿Alguna duda respecto al plan?... —Pregunta de manera general Mateo hacia sus compañeros.

—Todo claro jefe. —Responde José Manuel igual de animado que el propio Mateo, el resto tiene sus reservas, pero responde de la misma manera; todo mientras se acercan cada vez más a las paredes del recinto y al lugar que están buscando.

DUST II: CONDENADOS Y PERDIDOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora