Capítulo 17

41 2 0
                                    

—Mamá ¿Qué haces aquí?—pregunte con asombro.

—Me decepcionas, hija—su tono de voz era frívolo—Te escapas con este hombre a una excursión romántica, olvidando sus obligaciones.

—No es lo que piensas, mamá

—De echo, era ella quien te seguía—confesó avergonzado el soldado.

—¿Tú lo sabias?—inquirí confusa.

—Lo siento, pero no quería que  detuvieras nuestros planes por tu madre.

—Lucia ¿Estas saliendo con este hombre?—interrogó enfadada la señora.

Mire a Peter con los ojos llorosos, mi amigo acababa de meterme en un lío.

—Peter es mi amigo, madre—respondí con la mirada fija en el soldado.

—Lu, no lo hagas—rogó.

—Vamos a casa, niña—la mujer sujeto mi muñeca tirando de ella para que la siguiera—Tienes que darme muchas explicaciones.

Seguí a mi progenitora en silencio, pensaba en que tal vez Delfi intento advertirme que mamá había llegado de visita. También no entendía la estupidez de Strong, no avisarme que esta señora me seguía, lo mejor que se le ocurrió fue subirme a un barco durante dos horas; por favor nadie conoce lo loca que esta mi madre ¿Qué necesidad tuvo de ocultarlo? Ahora, soy yo quien debe afrontar las consecuencias.

Te dije que debías alejarte de ese hombre, no te conviene—inicio con su veneno.

—Má, ya te dije que es mi amigo.

—¡Ni siquiera puede ser eso!—regañó.

—¿Delfi, sabia que estabas aquí?

—Por supuesto, al final tu hermana fue la mejor de los tres.

—Que alivio es saber que no encajo en tus estándares, madre. Me sacas un peso de encima—sentí la palma de su mano sobre mi mejilla y un ardor inmediato. Reaccione sobándome la zona enrojecida ante el golpe

—No vuelvas a hablarme de esa forma—advirtió.

Otra vez, me sentía como esa joven de 19 años que temía actuar o decir algo por la reacción de esa señora. Años conteniendo ira y dolor, cuando creí que ya no me afectaba, aparece Silvina con su habilidad de arruinar mi estabilidad mental.

Llegamos a casa de Delfina, en todo el viaje me regaño sobre las malas decisiones que tome.

Veo que se encontraron—aparece mi hermana con una sonrisa nerviosa.

—Pudiste decírmelo—hable molesta.

—¿Te disgusta la visita de tu madre?—me pregunta con ironía la señora.

—Mamá, me alegra que estés aquí. Seria mejor si no te metieras en mi vida—conteste sin miedo a recibir otro golpe.

—Delfi ¿Cómo están mis nietos?—pregunta ignorando mi respuesta.

—Se encuentran bien, ahora están en clases de artes marciales.

—Esas clases son innecesarias, deberías cuidar a tus hijos en vez de enviarlos a perder el tiempo y dinero—regaña a mi hermana.

—El dinero ya no es problema, mamá—agregue ante su comentario.

—Siempre quieren darse una vida de millonarias y después no tendrán ni un solo peso.

LA VIDA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora