Capítulo 29

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Habían pasado unas horas de lo sucedido, y mi mente no paraba de pensar en el niño. Aunque, físicamente este atendiendo en urgencias y cuidando de mis pacientes.

Habia pedido que Nick me informara cualquier novedad del estado de Charlie.

Por fortuna, nadie más que la pediatra se habia acercado a revisarlo. Eso era bueno, significa que dejo su teatro e hizo uno más creible y menos grave.

De mi parte, estuve investigando sobre mi paciente y las demás admisiones que se hicieron en el mismo momento que llego el niño. Segun los testimonios de esas personas hubo un derrumbe de una obra de construcción donde fueron afectados la mayoria, en cuanto a mi paciente no tenia declaraciones porque lo sedaron por el dolor que sentia, el cual jamás existio, aunque no hablara la manera de actuar de sus complices lo delato.

Las horas se me hacian eternas, no recibia novedades de Nick ni de mi cuñado. Mi paciencia era poca, asi que sali de urgencias decidida a visitar al niño y quedarme tranquila que sigue a salvo.

—¡Lucia!—escuche un gritó, al voltear vizualizo a Strong encima de mi, quien sujeto con demasiada fuerza mi antebrazo.

—¿Que-e sucede?—titubee sin entender la situación, se veia molesto a decir por su expresión.

—¡Estas loca!¡¿Cómo carajo se te ocurre enviar ese mensaje a Andres?!¡El hombre estaba a un paso de tener un ataque cardiaco!—murmuró con enojo, entre sus regaños no podia concentrarme en nada más que el dolor  que sentia por su agarre, ya que ejercia mas fuerza a medida que hablaba.

—¡Suéltame, imbécil!—forcejee demasiadas veces en un intento de liberarme—¡Peter!

Rodó los ojos y abrió su mano, de inmediato retrocedí tomando precaución ante la situación.

—¡¿Donde esta?!—interrogó alterado.

—¿Quién?

—Lucia, si piensas cubrirlo esto terminara mal—advirtió o más bien fue una amenaza, a decir por su tono de voz.

—Yo no estoy cubriendo a nadie, deja de estorbarme quieres—segui mi camino, esquivando al hombre, aunque no llegue muy lejos.

Al abrirse la puerta del ascensor me empujo con brusquedad hacia adentro. Guarde distancia del soldado, lo que se venia no era nada bueno.

—No tengo idea si quisiste utilizar una clave, pero Andrés no lo entendio y enloquecio al instante.

—Peter—lo interrumpi—, te pido que no te involucres en temas ajenos a ti. Lo que envie a mi cuñado es cosa mía.

—¡A la mierda con eso!—exclamó—¡Siempre creyendote independiente cuando no eres más que una debil mujer intentando ser alguien en el mundo y que busca a toda costa que pase algo interesante en su patetica vida!

—¿Eso es lo que piensas de mi?—cuestione asombrada, formando una sonrisa ironica al oir sus palabras—Soy alguien en la vida, soy enfermera y una excelente profesional. Soy una profesional que no le importa presumir sus medallas o ser parte de una burocracia corrupta; vivo para salvar a pacientes y no para lamer culos de hombres obesos encerrados en una oficina donde presumen los logros que consiguieron a costa de la vida de miles de inocentes. Y no necesito que un hipocrita como tu me diga quien soy en esta vida—declare con una rabia que contenia.

—Entonces limitate a cumplir tu nefasto rol y no busques ser la salvadora de un traficante—se acerco de forma intimadante, clavando sus ojos en los mios.

—Lo hago, y mi ética profesional me obliga a mantenerme callada. Se lo llama "confidencialidad".

—Cuando un coronel del ejercito Estadounidense te pide información, se lo das de inmediato—exigió irritado.

LA VIDA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora