Capítulo 22

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Al quebrar con Delfina y recibir su consuelo, inicio el interrogatorio sobre lo que me pasaba. Pero es tan difícil de explicar o quizá no.

Una vez que hable de mis problemas, se cual será su respuesta. Yo misma la pensé, aunque me cuesta aceptarlo.

—¿Esto es por Peter?¿O te molesta otra cosa?—pregunta de forma cariñosa.

—Es por todos.

—¿Quienes son todos? Lucia, si no te explicas, me es difícil comprender.

—Peter es una de las razones, la otra es mamá, mi cuñado, Martina, y principalmente yo.

—Hermosa—acaricia mi mano—, lo primero que debes resolver es lo que te pasa a vos. De lo contrario, será inútil tratar los temas que incluye a terceros.

—¿Volviste a usar el voseo?—cuestiono sorprendida, soltando una pequeña risa ante el pronombre que mencionó.

—¡Ay, no puede ser! Más te vale no molestarme—amenaza juguetona—Antes hablábamos así, no le veo lo malo—se defendió.

—Te recuerdo que dejaste de usar ese termino al mudarnos a USA. Dijiste que debíamos adaptarnos al habla de los norteamericanos—imite una voz en tono grave de forma burlona.

Ambas reímos por mi gran actuación, y apoyamos la cabeza en la de la otra.

—¿Debería dejar a Peter?—sentí su ojos sobre mi, seguro le sorprendió lo directa que fui—Es raro tener que dejar algo que nunca empezó.

—Peter te ama, aunque su relación es muy confusa.

—Me da bronca—confieso molesta—, me hierve la sangre de tan solo pensar lo que jamás podremos llegar a ser algo, gracias a nuestra cobardía. Delfi, explicar lo que siento por Peter es difícil ¿Sabes por qué?.

Negó con la cabeza, y mantuvo su mirada atenta.

—Porque nunca encontrare las palabras suficientes para expresar lo mucho que lo amo y me lastima. Me duele saber que lo nuestro no puede ser, ni ahora ni en mil vidas. Su amor me lastima, pero también genera odio, como pude enamorarme del esposo de mi mejor amiga ¿Qué clase de persona hace semejante traición? Te lo responderé—eleve la voz— ¡Una escoria como tu hermana lo hizo! ¡Estoy ciegamente enamorada de Peter Strong! Y me desprecio por eso—termino en un susurro.

—Lucia, pará de culparte. No eliges de quien enamorarte ¿Crees que Martina te odiaría por salir con Peter? Tú la conoces, a caso no le gustaría que su familia reciba el amor que ella no pudo darles, no estaría encantada con la idea de que su esposo pueda volver a enamorarse y superar su perdida. Y antes que digas algo, yo y hablo por mi, creo que no le molestaría saber que el hombre que amo y su mejor amiga que la cuido durante su enfermedad, e incluso estuvo para su familia cuando ella partió y acompaño a Cami cuando Peter sufrió el accidente de Irán, se enamoren y planeen unir sus vidas.

—No importa, debí respetarla.

—Rocío también era su amiga y no la respeto. Es más se metió en la cama del viudo el día del funeral.

—Lo que halla echo esa mujer no me interesa.

—Ahí es donde quiero llegar, tu la respetaste durante tres años después de su muerte y sigue corriendo el tiempo. No intentas suplantar su lugar, obviamente no serás ella, pero si serás la persona con la empiece una vida nueva y no tendrán que privarse de recordar a Martina. Tú la querías, Peter la amaba y Cami siempre necesitara a su madre.

—No tengo idea de que hacer con mi vida.

—Es muy ridícula mi respuesta, pero haz lo que tu corazón sienta. Deja de usar la razón, hermanita y guíate por tus sentimientos.

—Hablas de la cosa que te hace débil.

—Hablo de lo que te transforma en un ser humano real.

Largue un suspiro y cubrí mi rostro con las manos. Esta conversación solo me deja más dudas.

Seré clara, no se trata del amor que siento hacia Peter, mis sentimientos hacia él son evidentes y tampoco intento ocultarlos. Ese hombre es la primera persona de la que me enamore, es el hombre que me genera esas estúpidas mariposas en el estomago, que al verlo me provoca nervios, acepto como una tonta todo lo que pide y cada vez que dice que me quiere por dentro grito como una chiquilla adolescente; sin embargo, es algo que mantengo en secreto porque me resulta un tanto humillante decir que a mis 22 años jamás tuve novio y mucho menos logre enamorarme de la forma en la que lo estoy, son sentimientos nuevos que desconozco como manejarlos. Pero la idea de que haya sido el esposo de Martina, mi compañera y mejor amiga durante toda la secundaria e incluso después de eso, me atormenta. La sensación que genera al recordarlo no me deja tranquila y no funcionara si intento iniciar una relación.

Por otro lado, pienso en Peter y las dudas que ocasiono por mis decisiones. Es una persona increíble que merece la felicidad, después de tantas tragedias, él esta destinado a encontrar a su compañera de vida, que lo elija a él sobre todas las cosas, que en su piel se grabe la familia y muestre las garras por los seres que ama. Tiene todo el derecho de conseguir a la mujer que le brinde la seguridad y estabilidad que busca, a una que este a su altura.

Y por mucho que duela, siento que los zapatos me quedan grandes. Soy incapaz de ser una de esas cosas, si en algo destaco es en mi inseguridad que disfrazo por frialdad para no ser evidente. Mi mente no es estable, y aún no eh sanado las heridas del pasado. Dos personas que están heridas no deben unir sus vidas si buscan salir adelante, más si una de ellas se niega a recibir ayuda o tan solo hablar del tema.

Es irónico como la vida de por si es complicada y nosotros la hacemos el doble de difícil. A veces creo que a las personas les gusta el masoquismo, porque no encuentro una explicación lógica a esto. También pienso en la necesidad de tener a un compañero de vida, una necesidad que impone la sociedad ¿Por qué no podemos ser feliz con nosotros mismos? ¿Por qué necesitamos a alguien? ¿Por qué se sorprenden cuando alguien dice que nunca tuvo novio o al decir que a cierta edad aun no ha tenido relaciones sexuales? Es innecesario generalizar a la sociedad, algunos se apuran a crecer y no disfrutan lo que debería ser un momento especial, pero si esperas demasiado eres vista como la "rarita".

LA VIDA PERFECTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora