—Te compre una soda—ofrecí la bebida.
—No tenias que hacerlo.
—Gane 30 dólares, no fue mi dinero lo que gaste.
—Aún así no debiste—rodee los ojos ante su postura.
—Peter, que hayamos terminado no significa que no me importes. Trabajas muchas horas y no te mueves de tu lugar, solo es un regalo—muevo mi mano extendiendo la lata.
—Gracias—sujeta la bebida, y por accidente toca el dorso de mi mano, aunque de inmediato corta el contacto.
Sonreí esperando alguna otra respuesta, pero este solo desvió la mirada demostrando su incomodidad.
Por supuesto entendí la señal, sin decir nada me retiro del sitio.
No se que esperaba, su rechazo me lastima. Pero es la unica manera de soltar y liberarme de este trágico amor.
Regrese a la sala de enfermería en guardia, tomando asiento junto a mi compañero.
—¿Fuiste a rogarle?—lo mire de mala gana, ya me arrepentía de contarle la verdad—Tu lo botaste, no esperes que regrese con facilidad.
—Solo le lleve una bebida—justifico mis actos—Además, termine con él porque se comporto como un imbécil, no volvería a rogar una oportunidad.
—Si esperas que lo haga él te equivocas, es consciente de su error y el daño que te causo. A menos que le digas directamente que lo amas, no volverá.
—¿Por qué haría eso?—cuestiono ofendida—No me gusta el papel de victima, pero por todo lo que pasamos lo mejor que puede hacer es...
—¿Lo que él puede hacer?—me interrumpe con un tono de voz molesto—Mejor hazlo bien e inclúyete en ello.
—¿Estas regañándome?—pregunto asombrada—Nick, te conté todo porque eres mi amigo, y lo único que haces es defenderlo.
—¡Tu dejaste que te trataran de esa manera! En el momento que permitiste que te arrojara objetos—elevo su voz sin importar que nos escucharan—¡No lo defiendo, no puedo defender a una persona violenta!
—Cállate.—hablo entre dientes.
—Si buscas mi consejo, te diré que lo olvides. Ese hombre no te conviene, ha logrado sacarte mas lagrimas que sonrisas—concluyó con tranquilidad.
En realidad, no mentía.
Pero como explicas a tu corazón que es mejor olvidar, dejar de sentir amor por una persona que no lo vale ante los ojos de los demás, pero para ti es el primer hombre que provoco tantos sentimientos y te tiene perdidamente enamorada. Al punto que niegas la verdad.
—Deberíamos seguir con los registros—mencione pensativa mientras sujetaba el papel.
—Yo seguiré con eso—me arrebato la hoja de mis manos, dejándome confundida—. Aprovecha que la jefa no esta y ve a hablar con tu toxico.
—Estoy trabajando, no es el lugar ni el momento para resolver esto—mantuve mi postura con seriedad, ignorando su ofensa.
—Si fuera por ti nunca lo seria—agrega con fastidio, para ponerse de píe y tironear de mis brazos obligándome a seguir su acción—Escucha, iras con el soldado y le dirás lo que sientas. Olvida lo que opinen los demás, solo habla a través tus sentimientos—apretaba mis hombros para llamar por completo mi atención.
—Pero...
—Nada de peros, señorita—me interrumpió, negando con la cabeza—.Es el momento de luchar por lo que amas o renunciar por completo a ese amor tan complicado que tienen. Ahora ve a recuperar a tu hombre o rómpele el corazón de una vez.—me empuja fuera de guardia, sin escapatoria alguna.
Fácilmente visualice a Strong, y me encamine hacia él.
Pensaba que le diría, quizá sea el fin de nuestra historia, una pausa en la relación o un nuevo comienzo.
Me acerque a un paso lento, con las manos temblorosas mientras más corta era la distancia.
Carraspee, en un intento de llamar su atención.
Este miro de reojo y volvió la vista a donde estaba.
—Peter—me coloque a un costado, mi voz era temblorosa. Por más fuerzas que juntara, enfrentar esta situación no me quedaría fácil.
—¿Enfermera Rodríguez, necesita algo?—pregunta con formalidad sin dirigirme la mirada.
Un nudo en mi garganta se formo, intente respirar profundo para no quebrarme en ese instante.
—De no ser así, le pido que se retire y me permita seguir con mi trabajo—siguió con un tono de voz seco.
—Te necesito a ti—pronuncie en un hilo de voz.
Su mirada bajo, parpadeo varias veces y termino soltando un suspiro.
Intente acercarme, pero retrocedió unos pasos alejándome con su brazo.
—Hay cámaras, si quieres hablar será después.
—¿Cuando?¿En tu departamento? Al que Andrés ni Delfina permitirán que visite.
—Estamos en el trabajo, no quieres hacer esto—murmuró, ahora si viéndome a los ojos.
—Ya no se lo que quiero—respondí con la voz quebrada.
El soldado suavizo su mirada, quizá buscaba alguna señal o solo analizaba mi actitud.
—Te amo, Peter.
Me sincere ante lo que yo sentía, no importaba si no me correspondía.
—No deje de hacerlo nunca, incluso cuando nos peleamos millones de veces y dábamos por terminado lo nuestro. Porque eres tu el hombre que me enamoro, me enloqueció y me enseño un nuevo mundo. Pareceré una estúpida, pero no voy a engañarme más y seguir negando lo que siento—sujete una de sus manos y la entrelaza con la mía—Eres mi mejor amigo, mi primer amor, mi confidente, el único hombre que me interesa y con el que quiero compartir una vida. Peter Strong, me enseñaste un nuevo mundo, uno donde tu y yo encajamos perfectos, no puedo ni quiero imaginar una vida sin ti.
Vi como se acerco, pero no quería su lastima. Lo que buscaba era que me escuchara
—No soy la mejor persona que puedes tener, pero es seguro que te amare cada uno de mis días y no serán solo palabras, te lo demostrare cada vez que despiertes conmigo a tu lado. Pareceré una tonta diciendo esto, y no me importa, porque estoy siendo sincera, contigo, conmigo sin importar los problemas que tendremos luego—corte la distancia, colocando mis manos en su cintura—Al diablo Andrés, Delfina y mi madre, ninguno de ellos me interesa si te tengo a ti.
Termine mirándolo a los ojos esperanzada con alguna respuesta, ya sea positiva o negativa.
Solo necesito oír si tengo una oportunidad.
—Te lastime demasiadas veces que hasta mi me genera desprecio, la cague, en cada oportunidad que tenia me encargaba de arruinar lo nuestro. Pero tu siempre volvías como si nada, hacías un borrón y cuenta nueva—frunció el ceño mientras desvió la mirada al suelo—. Creo que de alguna manera buscaba alejarte por mi miedo a que cuando esto se acabe, volviera sentirme solo y no supiera como manejarlo.
Soltó un risa sin gracia, más bien era por la contradicción de nuestros actos.
—Lo sé, mi estupidez no se puede justificar. Pero soy sincero cuando digo que las veces que te busque fue porque era yo el que no podía vivir sin ti—ambos suspiramos, buscando fuerzas para continuar—. La idea de volver a enamorarme me aterraba, y cuando me di cuenta ya lo estaba, vivías en mi cabeza las 24hs, me preguntaba que estarías haciendo o con quien estarías. Ambos sabemos que eres una mujer atractiva y llamas la atención de muchos hombres—sabia que lo último no era un alago mas bien una inseguridad de él.
—El hombre que me interesa eres tu, no hay otros para mi y tampoco quiero buscarlos—afirme con seguridad, acariciando su mejilla.
—Si te digo que siento lo mismo seria hipócrita. Cometí errores, te engañe más de una vez con la misma persona y me perdonaste.
—Peter—lo interrumpí antes que abriera una vieja herida, tomé su rostro entre mis manos con delicadeza—, lo que paso con Roció dejo de importarme hace tiempo. Solo quiero saber si aún tengo alguna posibilidad de recuperar lo nuestro, aunque sea mínima necesito saberlo—rogué con temor a que no la haya.
Se relamió los labios, y miraba a todos lados menos a mi. Pero callaba y su silencio lo decía todo
Cerré los ojos resignada a su rechazo; tome aire en un intento de tranquilizarme, porque en ese momento sentía mi corazón destrozarse en miles de pedazos.
Largue un suspiro y lentamente retire mis manos, manteniendo una distancia prudente.
—No tienes que responder—hablo con la vista hacia el suelo, lo que menos quería era que notara lo quebrada que estaba—. Ahora sé lo que sentiste las miles de veces que te rechace y te mande al diablo, me lo merezco—trague en seco, solo tenia que soportar unos segundos más— Ninguno de los dos fue justo con el otro, quizá lo nuestro estaba destinado a fracasar y quienes somos para ir contra el destino ¿cierto?—fingí una sonrisa, esas que haces para consolarte a ti misma.
Di un paso adelante hasta quedar enfrentada al soldado, intente tocar su brazo, pero no podía así que baje mi mano y la entrelace con la otra.
—Gracias, Peter.
Le mostré la sonrisa mas sincera que pude, sentí mis ojos cargados de lagrimas, aunque me negaba a llorar y derrumbarme ante él.
—Lucia, fuiste mi mejor amiga y en nombre de esa amistad elijo que alejarnos es lo mejor. Eres una mujer maravillosa, que consigo trae felicidad, frescura, incertidumbre, amabilidad y compresión a quien lo necesite. Estoy seguro que llegara el hombre que valore todas esas cualidades.
Asentí en silencio.
¿Quién diablos pensaría en eso? En este momento, otros hombres no están en mi cabeza. No me importa el futuro que tendré con aquella persona, sino mi presente donde la persona que amo, me esta enviando a los brazos de otra persona.
—Te quiero, muñequita.
Habla con una voz nostálgica, sentía su mirada sobre mi, aunque me era imposible levantar la vista.
Cerré los ojos, dejando caer unas lagrimas, esas palabras eran las que faltaban para desmoronarme por completo.
—También te quiero, soldado.
Le correspondí con la voz quebrada y temblorosa.
Terminamos abrazándonos con todas nuestras fuerzas, rogando por unos minutos más.
Las lagrimas caían sin control, posiblemente moje su hombro arruinando su saco.
Sentía la respiración de Peter, un poco entrecortada. Quizás se contenía, puede manejar su dolor mejor que yo.
Al separarnos con lentitud, dejo un beso en mi mejilla mientras yo acaricie su rostro por ultima vez.
No nos dijimos nada más, solo eran miradas. Era evidente quien debía marcharse, pero sentía mis pies clavados en el suelo.
Respire profundo, y me limite a sonreír, a dedicarle una sonrisa como despedida de nuestro fallido amor.
Asentimos en señal de un adiós.
Di media vuelta, y camine hacia mi sector.
Mientras más pasos daba, las lagrimas caían sin cesar. El sentimiento de volver y rogarle que no me deje era inmenso, pero no puedes convencer a una persona que eligió alejarte de su vida y sobre todo eligió dejar de amarte.
El amor no se ruega, el amor se lucha, el amor se siente y no hay excusas, obstáculos o personas que puedan impedirte amar a quien quieras. Porque solo tu eres dueño de tu corazón y de tus sentimientos.
Hola gente querida, les aviso que vamos llegando al final. Estamos a tan solo pocos capítulos de llegar al GRAN FINAL.
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LA VIDA PERFECTA
ChickLitLucia Rodriguez, una joven enfermera de 22 años que se dedica a su profesión entregando cuerpo, alma y toda su vida por completo. Jamás se dió lugar a fallar en el trabajo aunque significara perder toda su vida personal. Peter Strong, un guardia de...