01: uñas.

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Lectora x Valeria garza.

En donde Valeria cambia el diseño de sus uñas casi a diario esperando tocar las manos de su bonita manicurista.

Temática: fluff.

Advertencia: ninguna :).

Palabras: 2056.

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La cuenta de banco de Valeria tenía casi los mismos dígitos que un número de teléfono, por lo que ya no sabía que hacer con todo ese dinero.
Se había comprado autos de todo tipo, mansiones al rededor de todo el mundo y había ayudado a muchas causas (generalmente relacionados con horfanatos y refugios de animales), pero los números nunca se reducían.

Por eso mismo buscaba desecharlo de cualquier forma, incluso cambiando el diseño de sus uñas frecuentemente.

Le gustaban todos los tipos de colores y formas, pero cuando su manicurista le dijo que se iba de la ciudad la mujer había fruncido las cejas.

"No te preocupes, Val, te recomendaré a una colega que las hace hermosas. Prometo que vas a enamorarte de su trabajo".

Claro, Valeria se enamoró, pero no de su trabajo, sino de ella. O bueno, de ambos.

La chica atendía en un estudio muy pequeño, precario por fuera pero hermoso por dentro.

Valeria había descubierto que _____ tenía una vida difícil. Se había quedado sin el apoyo de sus padres a los dieciséis años de edad cuando les contó que era bisexual (dato no menor que Valeria había anotado en su mente), y que desde entonces había estado haciendo de todo para sobrevivir. Cocinando, vendiendo ropa, trabajando como camarera o barista hasta tener la posibilidad de ingresar a un curso de manicurista a los dieciocho años de edad.

Valeria había estado realmente feliz de que ingresara a ese curso, ya que tenía un verdadero talento y un muy buen pulso, que había mejorado en dos años.

Había perdido la cuenta de cuántas veces se había hecho las uñas ya, tal vez unas ochenta distintas.

Nubes, lisas, mate, con flores, con brillo, con perlas. Cualquiera fuera el diseño Valeria adoraba hacérselas, porque podía sentir las manos de la chica sobre las suyas, y ver su rostro de concentración bien de cerca.
A su vez, también adoraba darle su tarjeta de débito para que pase el pago, sabiendo que estaba ayudando a la chica con eso.
Negaba cualquier tipo de descuento que se le ofreciera.

- ¿Sabes, Val? - preguntó la chica, mientras pintaba con una capa protectora las uñas de la mujer, intentando ignorar como es que la mayor la miraba fijamente.

- Dime, linda.

- Tú tienes mis manos favoritas. - dijo sin pensar, tal vez buscando decir algo solo para escuchar la hermosa voz de la mujer dirigiéndose a ella.

- ¿Ah, sí? ¿Por qué? - preguntó, acercándose todavía más al rostro de la muchacha, que la miró con ojos atónitos.

- Es que... Tus uñas son grandes pero no demasiado, son perfectas para poder dibujar en ellas. Tus dedos son largos y firmes, sumado a que tienes una piel muy bonita. Y también tus manos son muy calidas y suaves, como para... - dijo, interrumpiendose a sí misma, sin notar que sus mejillas se habían puesto de ese bonito tono rosado que Valeria adoraba ver.

- ¿Cómo para qué, preciosa? - preguntó, sintiendo como las manos de la chica conenzaban a temblar bajo su tacto. - Dime.

- Como para tomarlas siempre... - dijo avergonzada, volviendo a su trabajo, siendo está vez más difícil a causa de su nerviosismo.

Call of Duty [one shots]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora