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Lionel caminaba por el largo pasillo de bambalinas del estadio, la felicidad le invadía y no podía esperar a ver a Guillermo para poder contarle una gran noticia, sin embargo algo a medio camino lo detuvo, unas voces que conocía era de lo que se trataba, queriendo saber quienes podían ser se fue acercando, lentamente hasta toparse con la pared.

-Si no me crees puedes abrir este sobre o preguntarle al mismo Lionel.. En verdad lamento tanto ser yo quien te lo dijera y también lamento tanto haber sido su amante, yo no sabía que ustedes estaban juntos en aquel tiempo.

No te preocupes, Ronaldo.. No es tu culpa que él sea tan pendejo.

Tan solo bastó escuchar aquel apellido para que el argentino sintiera sus piernas falsear y su corazón dejar de latir.
Quiso moverse, huir o que la tierra lo comiera ahí mismo, pero fracaso, no pudo hacer nada antes de que la puerta se abriera.

-¡A ti te quería ver! ¿¡Como chingados pudiste!? ¡DIME COMO! Eres un ser despreciable, tan inhumano.. ¡Si no me amabas tuviste que dejarme, no engañarme! ¡Encima tuviste el descaro de abandonar a tu hijo conmigo, aún sabiendo que no es mío!

Lionel se quedó estático, la fría mirada de Guillermo lo congeló y ni hablar de las palabras que le soltó, se las merecía pero no quería aceptarlo.

–¡Guille! Dejame explicarte, no es como vos pensás.

Una vez lo vio alejarse es que pudo moverse, yendo tras él lo mas rápido que pudo a pesar de las trabas que el mexicano le ponía en el camino.

-Vete a la chingada, Lionel.. Estás muerto para mi y ni pienses en buscar a Diego, suficiente daño hiciste ya.

–Guillermo, escuchame.

El mexicano se giró para verlo y sin darle tiempo de reaccionar le dio una bofetada, una muy fuerte y merecida bofetada.

-Pudrete, Lionel.

–¡Por favor!

Gritó con todas sus fuerzas pero fue imposible hacer que se quedara para escucharlo, Guillermo se había ido sin ver atrás.

Lo había perdido y esta vez para siempre.

Las lágrimas mojaron sus mejillas y como escena de película cayó de rodillas al suelo, importándole en lo mas mínimo la presencia de otros jugadores que salieron por los gritos.

Sus errores lo condenaron de por vida, Cristiano lo condenó.

–¡Guillermo!

Sus ojos se abrieron de golpe, con la frente llena de sudor y las mejillas mojadas por lágrimas, apenas pudiendo recuperarse es que se topó con la mirada preocupada de su amado.

-Amor, ¿estás bien? ¿tuviste una pesadilla?

Lionel asintió inmediatamente, abrazándole y aferrándose a su cuerpo como si fuera lo mas preciado para él.

Una pesadilla, todo había sido una pesadilla.


[...]

–¿Quieres contarme que soñaste?

Durante el desayuno o más bien comida, Guillermo se atrevió a preguntarle sobre lo sucedido hacia rato, estaba confundido y curioso por saber que pasaba por la cabeza del argentino mientras dormía, quería saber que fue lo que lo puso así.

Sin embargo Lionel no quería contarle y evitaba el tema, suponía que era algo privado o que simplemente lo olvidó a los minutos, eso solía pasarle a el muy seguido.

–Okey.. Entonces, hablemos de otra cosa.

Le dedicó una sonrisa llena de confianza y volvió a comer tranquilamente a su lado, aquella tarde tendrían que separarse y verse hasta el otro día, así que el desayuno era lo único que harían juntos.

Deserted | Mechoa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora