"-Lo siento, Guille. Un hijo en este momento me cagaría la vida."
Fueron las ultimas palabras de Lionel antes de dejar a un recién nacido en los brazos de su ex pareja.
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quise unirme a esto.
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Guillermo lo miró y por unos cuantos segundos aceptó llevarse a Lionel con él, sin embargo luego lo analizó bien y se dió cuenta que no era una buena idea hacerlo, no precisamente por su situación, si no porque conocía al argentino tan bien y estaba seguro que no quería acompañarlo solo para darle apoyo moral a Javier.
-No, no creo que sea buena idea.
El ceño de su contrario se frunció y como si fuera un niño haciendo berrinche, cruzó sus brazos.
-Escuchame, apesar de que tengamos mucho tiempo sin convivir, yo sigo conociéndote a la perfección.
Guillermo soltó una pequeña risa nerviosa y con suavidad acomodó los cabellos rebeldes del argentino, viéndole fijamente a los ojos por último.
-Y se que no quieres ir conmigo para darle apoyo a Javier, porque para empezar no se llevan muy bien que digamos..
–Yo no me llevo mal con él.
El mexicano suspiró y tomando las manos del otro, lo hizo verlo a la cara, así podría hacerle entender con mas facilidad a qué se refería.
-Lionel, él no te quiere ver.. Cree que por ti es que Cristiano lo trata así.
Lionel soltó sus manos y desvió su mirada a otro lado, ¿Qué culpa tenía el de que el portugués se portará así?
-No me malinterpretes, Leo, solo es algo que Javier siente.. Además, no mames, tú quieres ir porque quieres golpear a Cristiano.
Guillermo se levantó tranquilamente del sofá y se acomodó la ropa, buscando en sus pantalones las llaves del auto de Javier.
–Lo odio mucho.
Su mirada bajó, y mordiéndose el labio evitó que las lágrimas salieran. El portugués arruinaba su vida con solo existir, solo dios sabía cuántas veces le rogó para que muriera de una vez por todas.
-Mi amor.. Tienes que recuperarte, si te llevo vas a lastimarte y no sanaras pronto, y yo necesito que lo hagas para que comencemos de nuevo de una vez por todas.
Guillermo se inclinó un poco para mirar a Lionel, acarició sus mejillas y con suavidad hizo que levantará la mirada, así cuando sus ojos se encontrarán, él pudiera darle un pequeño beso en la frente.
–Vos ganas.
El mexicano soltó una pequeña risa de nuevo y reincorporándose se apresuró a dejar la casa para poder ir a la su amigo.
...
–¿Qué chingados está pasando?
Tras aparcar el auto en la cochera y bajar, se apresuró en ir hasta la puerta principal, dónde para su sorpresa se encontraría con Saúl peleándose a palabra con Cristiano.
-Não procure mais, o idiota que faltava.
Guillermo dejó escapar una pequeña carcajada y se acercó hasta ellos, poniéndose enfrente de Saúl para quedar él frente a frente con el portugués.
