Deserted | Mechoa.

02.

Y como no hacerlo, frente a el se encontraba Lionel Messi, aquel jugador a quien solo podía ver por la tele y con quien mas de una vez soñó conocer en persona. Diego sintió sus piernas temblar de emoción, sus ojos se habían abierto y tenían un brillo que nadie podía explicar, ni su propio padre conocía esa faceta suya.

–¿Estas bien? Lucís un poco ido.–
Aquella voz lo saco de sus profundos pensamientos, Lionel estaba preocupado por él.

–No.. ¡digo, si!–
Su corazón latiendo con fuerza y una sonrisa en su rostro, definitivamente fue una gran idea escapar del vestuario del tri.

–Ah bueno, menos mal.. ¿Estas perdido? Esta son los vestuarios del equipo argentino y vos no te vez como parte de nosotros–
El hombre bromea, Diego ríe con el.

–Ehh, quizás me perdí.. O quizás me escape de mi pa-..–

–¡DIEGO OCHOA MAGAÑA! ¡Ven para acá en este mismo momento!–
Aparece el portero mexicano interrumpiendo al joven, su rostro mostrando un enojo que hizo temblar al adolescente.

Detrás suyo va Guardado quien le hacia señas al menor para que corriera antes de que Guillermo le alcanzara, si bien no le pegaría, no quería imaginar el sermón por el que pasaría el chico.

–¡Un gusto señor Messi! Ay le encargo que distraiga a mi jefe para que no me alcance, ¿va? –
Con ello Diego huye de la escena antes de ser alcanzado por su progenitor, despidiéndose primero de su ídolo porque hay prioridades en su vida.

Detrás de el va Guardado, adelantándose al portero para poder ayudar al chico a huir antes; No por nada era el padrino y quien lo sonsacaba en su desmadre.

Lionel esta perplejo desde su sitio, han pasado demasiadas cosas en cuestión de segundos: Un adolescente chocando con el y teniendo un ataque de emoción, el padre del adolescente apareciendo y el mismo huyendo de la sala, no entendía nada.
Sin embargo no pasó por alto el nombre mencionado, mucho menos la voz que mencionaba este.

No, no podía ser él.. O quizás si, como se iba a olvidar que Guillermo Ochoa es portero de la selección Mexicana, obviamente estaría en el mundial, ahí, tan cerca suyo luego de mas de diez años.

–Guille..–
Musitó sin poder asimilarlo, no obstante el dueño del nombre parecía no querer verlo a los ojos y bien merecido se lo tenía.

–¿Que chingados hacías con mi hijo?.. Sabes que, me vale madres.. Te quiero bien lejesitos de él si no quieres que muela a golpes.–
Guillermo habló, colocándose a un lado suyo sin dirigirle la mirada.

Y sin poder responder u oponerse, el mas alto se aleja de él, dejándolo en un estado de confusión total.

El portero siente mil cosas mientras se aleja, sentimientos que pensó haber borrado se hacían presentes, ¿por que aparecía después de tanto tiempo? ¿que quería de Diego?

Guillermo pendejo, es el jugador estrella de este mundial, obviamente tenía que aparecer, baboso.

Eso mejor lo averiguaría después, ahora su preocupación era otra: como por ejemplo donde se había metido su escuincle y porque Guardado tenía que malcriarlo siempre.