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Guillermo se movió ansioso por toda la casa en busca de Diego, a quien desde hace rato había perdido de vista por completo, últimamente lo había descuidado por ayudar a Javier y quería disculparse por ello, llevarlo a comer y pasar un día juntos

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Guillermo se movió ansioso por toda la casa en busca de Diego, a quien desde hace rato había perdido de vista por completo, últimamente lo había descuidado por ayudar a Javier y quería disculparse por ello, llevarlo a comer y pasar un día juntos.

–Diego, se que estás enojado, ¿pero podemos hablar?

Por último se detuvo en el pequeño gimnasio de casa y tocó la puerta, lo había buscado por todos lados que su última opción era esa, ya que en esos días su hijo se había estado dedicando al ejercicio.

Tocó unas veces y sin tener respuesta, decidió entrar, topándose con que Diego tampoco estaba ahí, entonces fue que comenzó a preocuparse por no encontrarlo, no había recibido siquiera un mensaje suyo avisándole que saldría y por lo que sabía, Julián se había ido a descansar a su hotel.

–Javier.

Corrió hasta la habitación de su mejor amigo y tocó la puerta delicadamente para no despertar a las mellizas, cuando recibió el visto bueno entró y miró al otro en su cama junto con Cristiano Jr.

–¿Viste a Diego? No lo encuentro por ningún lado y no me dijo que saldría.

Hernández alzó su mirada dejando de jugar con la PlayStation y mirando a Guillermo negó varias veces.

–¿Y tú Cris?

El más joven soltó el mando y mirando nervioso a su mayor negó, era más que obvio que mentía, pero le había prometido a su primo guardar el secreto.

–Dime la verdad, por favor.

Miró con ojos suplicantes al hijo de su mejor amigo y se acercó hasta la cama, los nervios lo estaban consumiendo y estaba a nada de llamar a la policía para reportarlo como desaparecido.

-Dile la verdad a tu tío, Cris.

Está vez Javier interfirió y miró a su hijo con tranquilidad, esperándole a qué contestará las dudas del guardameta

-Diego salió hace rato.. Dijo que iba a visitar a su padre.

Entonces Guillermo comprendió a que se refería y sintió un pequeño alivio de que al menos no se encontrará en peligro, sin embargo, no saber dónde estaba ni porque se había ido sin decirle absolutamente nada lo asustaba.

Tragó saliva duramente y salió de la habitación, tomando su celular del salón para escribirle a su hijo con insistencia, debían hablar seriamente y cuanto antes.

Tragó saliva duramente y salió de la habitación, tomando su celular del salón para escribirle a su hijo con insistencia, debían hablar seriamente y cuanto antes

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Deserted | Mechoa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora