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Cuando se es un híbrido muy pequeño el peligro está en todos lados, incluso puede vivir bajo el mismo techo sin que lo notes.
JiMin, un esponjoso híbrido de hamster tiene que huir constantemente de las garras filosas que posee su gran amor, Yo...
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Cuando JiMin despertó después de haber llorado un largo rato tras el enorme susto que esos cadáveres le habían dado, ya habían pasado al menos cuatro horas, lo sabía porque a través de la ventana el sol comenzaba a ocultarse, recordandole que pronto llegaría Jin. Esperaba con ansias la llegada de ambos humanos pues no podía esperar a contarles que los cadáveres de los animales lo estaban atacando y que debían ponerle protección o llevarlo con ellos.
El pequeño hamster se bajo de la cama y se metió al baño de la habitación por debajo de la puerta, necesitaba darse un baño de lengüita para refrescarse. Una vez listo salió de la habitación de la misma manera, echando miradas furtivas al pasillo para asegurarse de que no habría más animales muertos rondando el lugar.
Salio corriendo en dirección a las escaleras pero antes de bajar se detuvo en seco y chilló emocionado, en el primer escalón para bajar se encontraba un pequeño montóncito de semillas de girasol que a sus ojos parecían brillar, rápidamente bajo y no pudo evitar comerse algunas pero mientras lo hacía, su mirada bajo al siguiente escalón haciendo que un nuevo chillido emocionado apareciera al ver otro pequeño montón de semillas solo que en esa ocasión eran de trigo. Metiendo todas las semillas de girasol a sus mejillas se apresuró a llegar al siguiente escalón donde pudo ver que en cada uno de los escalones siguientes también habían pequeños montones de diferentes semillas alternadas entre avena, cebada, sésamo, soja o calabaza y para deleitar aún más su paladar al final de las escaleras se encontraba un pequeño plato de frutas picadas, principalmente fresas que eran sus favoritas.
La emoción lleno su esponjoso cuerpo y fue inevitable chillar siendo preso de la emoción, apurado guardo tantas semillas como cabían en sus bolsillos de la mejilla para llegar pronto al plato de frutas.
YoonGi le miraba desde el sofá, se sentía finalmente orgulloso de su creación pues su bola de pelos estaba disfrutando del festín que le había preparado. Tuvo que investigar durante varios minutos, y pedir consejos a otros híbridos que tenían de parejas a pequeños hámster esponjosos.
Cuando JiMin llegó finalmente a las frutas, YoonGi bajo del sofá agitando de forma coqueta su cola felpudita, se había acicalado minutos antes y se había asegurado de que su pelaje desprendiera un agradable aroma a frutillas.
—¿Te gustó el regalo?
Aún con las mejillas llenas JiMin le miró, tenía los ojitos brillosos y su boquita manchada de juguito de las frutas que ya había consumido.
—¿Gatote tú hiciste esto?
—Busque en Internet algo que te pudiese gustar, espero lo hayas disfrutado.
—Si, mucho. Todo ha sido delicioso, guarde un poco también.
JiMin palmeo sus mejillas rellenitas y le dio el último mordisco a la fresa para mirar al minino con unos ojitos coquetos, aunque para YoonGi era más una mirada tierna que una seductora.
