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ERAN LAS diez de la mañana y amelia no dejaba de dar vueltas en su habitación, en cualquier momento llegaría julián y estaba demasiado nerviosa. la noche anterior se durmió tarde porque constantemente repetía en su cabeza las palabras que le diría.
temía decir algo incorrecto y que todo terminara mal entre ellos pero durante el desayuno, el cual compartió con sus dos mejores amigas, comprendió que lo único que debía decirle era la verdad. nada ensayado, solo tenía que ser honesta.
en determinado momento la puerta sonó y sabía que se trataba de él. jamás una puerta fue abierta tan rápido como esa. al verlo algo dentro de la ojiazul se movió, su presencia la seguía poniendo nerviosa, aún un año después.
después de saludarse, ella lo invitó a sentarse en la gran cama que tenía su cuarto. allí podrían hablar más cómodos.
julián también se encontraba nervioso, aunque ya se había preparado mentalmente para ser rechazado por ame. él creía que ella estaba viéndose con joao por lo que el castaño no tenía ni siquiera una chance.
─ cuando nos separamos yo te prometí que hablaríamos cuando pudiera terminar esa farsa y hace una semana lo hice. como me imagino que ya sabes, ya no estoy con emilia ─ comenzó álvarez, amelia abrió la boca para hablar pero fue interrumpida por él ─ no espero que regresemos porque entiendo que vos estás con alguien pero fue una promesa que te hice y quería cumplirla.
─ para, ¿vos pensas que estoy con alguien? ─ preguntó incrédula.
─ si... ¿no lo estás? ─ habló el castaño y ella negó ─ pensé que estabas con el brazuca, los vi besándose el otro día.
─ ah... eso, joao me encaró pero no tengo ningún tipo de sentimiento hacia él más que uno de amistad ─ respondió.
julián miró hacia abajo, avergonzado había sonado muy celoso y no tenía que demostrarse así, ya que por el momento no tenía nada que reclamar.
─ aprecio que hayas venido a hablar conmigo ─ comenzó la rubia ─ lo que tuvimos en un principio fue hermoso y después, bueno, pasó lo que pasó y ahí sí que sufrí muchísimo. más que nada porque nunca le dimos un verdadero cierre. nos prometimos que íbamos a alejarnos por el bien de los dos pero siempre volvíamos al otro, y eso es culpa de los dos, por igual.
─ en eso tenes razón ─ acotó él.
─ y en estos tres últimos meses que estuvimos sin ningún tipo de contacto, sané bastante. cuando comenzamos la relación me faltaba un poco de maduración y ahora lo hice. a decir verdad, cambié muchísimo pero lo único que no cambió fue el hecho de que yo te sigo amando como el primer día. si te soy honesta, traté de alejar esos sentimientos pero cuando más los alejaba más los sentía.
