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JULIÁN cumplía veintitrés años aquél día y amelia estaba aprovechando que el cumpleañero seguía dormido para terminar de preparar su regalo.
habían viajado a parís el fin de semana anterior para que el castaño conociera a la familia francesa de ella, regresaron de dicho viaje el día anterior y a la noche festejaron el cumpleaños del delantero con su familia.
amelia al terminar de decorar la caja en la que estaría el regalo, intentó esconderla en algún lugar donde julián no la viera y decidió que lo más inteligente sería guardarla entre la ropa de ella.
la rubia recientemente se había mudado a mánchester y estaba viviendo la vida que planeó seis meses atrás. si bien le había costado dejar a su mamá en argentina, ella le prometió que estaría bien sola y que ese tiempo le vendría bien para redescubrirse como mujer de mediana edad, palabras de claudia, no de amelia. camila y oriana no vivían en argentina, sino que se repartían su tiempo entre su país natal, los ángeles y roma, respectivamente. por lo que su ida del país no fue demasiado dramática y más bien se trató de un agradable cambio.
mientras la ojiazul se encontraba en el vestidor, julián se levantó y se preocupó al no ver a su novia a su lado.
─ ¿ame? ─ la llamó y esta se sobresaltó al escucharlo ya que no sabía que él ya se encontraba levantado.
─ ahí voy amor, estoy ordenando un poco de ropa ─ mintió, en realidad, estaba terminando de esconder bien el regalo.
al terminar se dirigió a la habitación y vio al castaño acostado con su teléfono ─ buenos días, cumpleañero ─ saludó ella para después acomodarse al lado de él en la cama y darle un corto beso.
─ buenos días, princesa ─ dijo julián con su voz ronca, a amelia la volvía loca su tono de voz en las mañanas.
─ ¿descansaste? ─ le preguntó ella mientras el castaño la atraía hacia él para poder abrazarla.
─ si y muy bien, ¿y mi regalo? ─ preguntó acercándose a la rubia para darle un beso, pero al parecer esta no entendió que él pidió un beso.
─ em... te lo doy a la noche ─ respondió, a lo que julián rio.
─ no te pedía un regalo como tal, en realidad, quiero un beso. vos sos mi regalo ─ ella sonrió y le dio un largo beso ─ así que me vas a dar mi regalo a la noche... ─ dijo mirándola con picardía después de que se separaron.
─ si amor, a la noche te voy a dar tu regalo ─ contestó con ironía, la idea que tenía julián no podía estar más alejada de la realidad, pero lo dejo que fantaseé con esta.
después de estar un rato acostados en la cama en un cómodo silencio, disfrutando de la presencia del otro, decidieron levantarse a desayunar. mientras preparaban la comida, el castaño insistió en poner los caligaris porque era su cumpleaños y ese día se hacía lo que el cumpleañero quería.
