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EL DESFILE de burberry había finalizado y con este, para amelia finalizaba su segundo día en la ciudad londinense.
durante la mañana había tenido una sesión de fotos para una revista inglesa y el shoot se había extendido hasta pasado al mediodía por lo que llegó justa al desfile.
esa misma mañana conoció a emma, una asistente que su agencia de modelaje le asignó para que la ayudara durante su estadía en londres. emma era hermosa, era morena y tenía unas pequeñas pecas que a amelia le parecieron hermosas, se preguntó que hacía trabajando de asistente y no de modelo.
─ ¿querés ir a cenar después? ─ le preguntó la asistente a la rubia mientras iban de camino al hotel de esta última en una camioneta.
─ te lo agradezco emma, pero estoy agotada. probablemente termine pidiendo algo en la habitación ─ respondió.
verdaderamente estaba cansada y su batería social se había agotado con el desfile. además de que al día siguiente tenía otro desfile, esta vez de una de sus marcas favoritas, vivienne westwood.
─ que descanses ame. mañana a las once van a ir a maquillarte y peinarte al hotel. yo voy a llegar más tarde porque tengo que ir a buscar la ropa que vas a usar ─ le informó emma mientras veía en su agenda los horarios.
─ gracias emma, que descanses vos también ─ se despidió la rubia y posteriormente se bajó del vehículo.
al entrar al lobby del hotel sintió una mirada sobre ella. lentamente se volteó y vio a julián. algo se removió dentro de ella al verlo.
estaba sentado en uno de los sillones que tenía el lobby, parecía que la había estado esperando. amelia no pudo evitar pensar en que se veía hermoso, con un buzo negro de alguna marca cara y unos jeans del mismo color bastante sueltos pero que aún así se podían ver sus piernas trabajadas.
─ ¿julián? ¿qué haces acá? ─ susurró para no llamar la atención de nadie.
─ necesitaba verte ─ respondió en voz baja.
amelia resopló, verdaderamente se encontraba cansada y no estaba emocionalmente lista como para lidiar con la situación.
─ espérame enfrente del ascensor, yo voy a pedir la llave en recepción ─ le indicó y este asintió.
la rubia pidió la tarjeta de la habitación y rápidamente se acercó a él. en el ascensor reinó el silencio, sin embargo no era incómodo. era uno necesario.
julián no pudo evitar morderse el labio inferior de forma disimulada al ver lo que tenía puesto. era un vestido color mostaza que la parte de arriba estaba confeccionada como un corsé, con un escote en forma de corazón y la parte de abajo se ajustaba perfectamente a la silueta de amelia. por encima llevaba un blazer negro que la abrigaba del frío.
también noto que la ojiazul se había retocado su cabello rubio, ya que este lucía más claro a comparación de la última vez que la vio.
la puerta del ascensor se abrió, dejándolos en el noveno piso. amelia fue la primera en salir y el castaño la siguió. cuando la rubia abrió la puerta de la habitación, julián se sorprendió al ver lo grande que era.
─ que buena habitación que tenes. parece una suite ─ ame se rio.
─ es una suite ─ le contestó y después volvió a preguntar ─ ¿qué haces acá?
─ te necesitaba princesa y no desde lo sexual. extraño muchísimo tu presencia.
─ juli, vos sabes que esto no está bien ─ dijo amelia mientras negaba con la cabeza.
─ ¿por qué no? ─ preguntó él con verdadera preocupación.
─ porque, dios ─ intentó responder pero sus ojos se llenaron de lágrimas y tragó para poder seguir hablando ─ porque yo te extraño mucho más y no quiero acostumbrarme a verte por momentos.
─ perdón ame. yo sé que no es lo que acordamos en un principio ─ ella asintió al escuchar lo último ─ me dejé llevar y no lo pensé en frío, mejor me voy para no ocasionarte más problemas.
el castaño ya se estaba dando vuelta para dirigirse hacia la puerta de la habitación pero ame lo paró ─ quedate. ya está, también te extraño y tarde o temprano yo iba a terminar en mánchester.
─ ¿segura?
─ si ─ respondió y luego agregó ─ dame cinco minutos que me pongo el pijama. no soporto este vestido ni un segundo más.
sin esperar ame se fue al baño a cambiarse. por más que él ya la había visto desnuda no quería que notara los kilos que bajó, tampoco quería que se sintiera culpable porque al final del día no era enteramente culpa de él.
al salir del baño con un pijama de dos partes, una camisa y un short en conjunto, julián notó justamente lo que amelia no quería que sucediera.
de todas maneras, no dijo nada en voz alta. sabía que estaba mal hacer comentarios sobre el peso de otros y fue la ojiazul la que trajo el tema. ella sabía que él lo había notado, lo conocía lo suficientemente bien como para darse cuenta.
─ bajé de peso porque tenía unas sesiones de fotos con una marca importante ─ mintió para no agregarle un sentimiento de culpa ─ ¿querés cenar?
─ si dale ─ respondió sorprendido por la invitación de la rubia, pensó que lo echaría sin más pero accedió. solo haría lo que ella quisiera y estuviera dispuesta a hacer, aunque sea algo tan simple como una cena en su habitación de hotel.
de todas formas, las habitaciones de hotel no eran nada nuevo para el par. su historia había comenzado en una pero en buenos aires.
