Serial Killers | COMPLETA |

28

Que muera el dolor

Cuando un hombre bueno sufre,
todo el que se considere bueno debe sufrir con él.
(Eurípides)

¿Por qué he de sufrir solo? ¿Por qué no compartir el dolor con los demás? Hay veces que no merecemos lo que nos pasa. No merecemos sentirnos de esa forma que nos mata por dentro, pero lo hacemos, sufrimos sin ser culpables. A veces me pregunto si somos bastante débiles que por eso la miseria y el dolor nos persigue. Si fuera más fuerte, ¿podría ser diferente? Si fuera más inteligente tal vez no habría caído en la trampa que la vida tenía preparada para mí. Si tan sólo hubiera sido diferente en ese momento que marcó mi vida, tal vez, sólo tal vez, tendría un poco de buena suerte. No le deseo el mal a nadie, pero quiero que todos sientan lo mismo que yo para que entiendan que no es fácil. No es fácil ser yo. Supongo que no es fácil ser alguien, sin embargo, seguimos viviendo para tratar serlo de la manera más perfecta posible, sabiendo que jamás lo conseguiremos, pero estaremos satisfechos en algún momento con lo que sea que hemos hecho. Lo sé, lo estoy viviendo y no he llegado a ese punto en mi vida. Me he cansado de ello, pero tengo la esperanza de que algún día lograré algo bueno. Llegará un día en donde no quiera contagiar mi dolor ni mi miseria porque tendré más de lo que he estado buscando que de lo que he perdido. Tendré menos sufrimiento que compartir.

[25 de mayo 2021]
Jung Hoseok, 25 años.
Park Jimin, 23 años.
Park JungKook, 22 años

El tiempo había acabado. Ya no había retorno. Nunca lo hubo, así que no había  nada de que lamentarse, ya no más. JungKook se negaba a seguir llorando la muerte de YoonGi, se negaba a seguir estancado en un odio que no lo estaba a ningún lado. Había pensado en la venganza, pero, hasta ahora, no había conseguido nada. Él no había hecho nada mas que llorar y odiar. Sólo golpeaba y gritaba. Sólo se convertía en una persona conflictiva, pero no lograba nada con ello. Su hermano y Hoseok habían hecho más que él. Estaba cansado de todo ello. Era su turno de hacer algo por todos. Así que despertaría a su demonio sin involucrar a los demás.

•••

La casa estaba en silencio. Hoseok y Jimin habían salido a trabajar, y JungKook sabía que se le haría tarde para llegar al trabajo, pero eso no le importaba. Sabía que podría arreglárselas más tarde sin problema alguno. Tomó ropa vieja de su armario y se la puso. No perdió tiempo en mirarse al espejo y abrió el cajón del buró para sacar lo que necesitaba. Bajó las escaleras sin prisa y dio vuelta a la derecha. Caminó por el pasillo y se detuvo frente a la puerta. Tomo aire y lo dejó salir lentamente, como una especie de preparación. JungKook entró a la habitación sin decir nada. Dejó lo que traía en la mano en el buró y tomó la silla que estaba a un lado, arrastrándola hasta colocarla frente a la cama, en donde EunJi miraba con tristeza. << Otra charla más >>, pensó ella, sin embargo, ninguna la llevaba directo a su muerte. Ella no sabía si eso era bueno o no. Ya no le importaba. Estando ahí era la misma muerte. Los malos tratos eran lo que más la hacían miserable, sobretodo el saber que, en definitiva, ninguno de los chicos la dejaría salir. La pelinegra observó la forma en la que JungKook se sentaba frente a ella y desvió la mirada al sentir la del menor sobre ella. El menor de los Park miraba cada detalle de la chica frente a él, como si no quisiera olvidar ni un sólo rasgo de la persona que más lo hirió. Él no quería olvidar a la persona que lo hundió en el infierno del que ahora le es imposible salir. Él no quería olvidar la persona que lo hizo miserable y quien lo convirtió en el mismísimo demonio de sus pesadillas. JungKook se negaba a olvidar a la única persona que le hacía recordar al chico que tanto amó; se negaba a dejarlo ir tan fácil. Él quería dejarse fundir en el dolor, pensaba que de esa forma se haría inmune y los recuerdos dolorosos no tendrían ventaja contra él. El menor sólo quería regresar el tiempo sabiendo que era imposible, así que se lamentaba y se dejaba cegar por su ira. Él se dejaba llevar por el dolor que jamás lo dejaría.