Serial Killers | COMPLETA |

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Todo cambia.

"Puedo ver que todo lo que necesitas es todo lo que nunca seré,
pero todos cambiamos." (Kodaline)

En esta vida todos cambiamos aunque parezca que no lo hacemos. En algún punto, maduramos o nos volvemos inmaduros; creemos o dejamos de creer, avanzamos o nos detenemos, pero dejamos de ser las personas que éramos el día de ayer. Nuestras vivencias nos hacen cambiar, a veces para bien, a veces para mal. Esa transición ocurre lentamente, sin darnos cuenta, parece que se hace de la noche a la mañana, de un día a otro, pero no es así. No es así porque nadie se vuelve ni bueno ni malo de un día a otro, siempre habrá un pasado detrás de aquella decisión tomada. Siempre habrá un camino que te lleve al cambio, un porqué a todo lo que has y estás por hacer. Pasa con todo, en algunas cosas se lleva más tiempo que en otras, pero es seguro que nadie ni nada será lo mismo al siguiente amanecer. El dolor se hará fuerte o quizá disminuirá, la felicidad por fin llegará o se desvanecerá, te vas a enamorar y llorarás como en esta historia pasará. Alguien será capaz de matar y quizá, olvidar.

[18 de enero 2019]
Min YoonGi, 23 años.
Jung Hoseok, 22 años.
Park Jimin, 21 años.
Jeon JungKook, 20 años

Ya casi tres años habían pasado desde que YoonGi había sido dado de alta de la clínica y había regresado a vivir junto a sus tres amigos. Tres años en donde los cuatro chicos habían encontrado su propio camino, ese en el que se sentían bien, ese en el que podían caminar sin tener que mostrar sus miedos. Un camino en donde su pasado parecía no poder lastimarlos, pero la verdad era que ellos habían creado un camino inestable, hecho de terracería. En cualquier momento podía inundarse o hacerse lodoso, haciendo que sea imposible caminar en el, quizá hasta podía desparecer.

JungKook, el menor de los cuatro, fue el que tuvo el cambio más radical, tanto físico como mental. Su rostro se había afinado. Ya no era era el rostro de un niño, ahora era de un chico sumamente atractivo. Su mandíbula era afilada y sus ojos oscuros ya no mostraban timidez sino seguridad y un encanto inverosímil. Sus gestos cándidos ahora eran taimados, sumamente atractivo para cualquier chica y envidiado por los hombres. JungKook ya era un joven hombre maduro a sus veinte años. Su cuerpo estaba bien trabajado ya que había generado el buen hábito de hacer ejercicio y mantener sano su cuerpo. Tenía tres tatuajes a lo largo de brazo derecho y uno en su dedo medio derecho. Se había perforado las orejas y el labio inferior, sin embargo, decidió dejar cerrar su perforación en el labio y hacerse dos perforaciones más en sus orejas.

Desde que conoció a EunJi, JungKook comenzó a cambiar, a la vista de su hermano y sus amigos, para mal. El menor era casi inseparable de sus amigos de la universidad, había días que llegaba tarde a casa o ni siquiera llegaba porque se quedaba en casa de Kyum o EunJi. Se había vuelto impulsivo y agresivo, sobretodo cuando alguien le llevaba la contraria en algo que decía o quería y no obtenía, como si se le negara su derecho a tenerlo o decirlo. Era todo un sinvergüenza. Comenzó a actuar con frenesí y, de vez en cuando, se metía en peleas o cometía daños a propiedad privada, llegando a ser detenido varias veces, y su hermano era quien iba por él la mayoría de las veces. Sus calificaciones bajaron notoriamente al grado en que fue condicionado en la universidad hasta que lograra subirlas y fue suspendido de la misma por haber copiado en un examen. JungKook era muy sincero cuando daba su opinión, incluso en las discusiones con su hermano llegaba a la crueldad en sus frías palabras, pero eso no impedía que, la mayoría de las veces, hiciera lo que su hermano le decía o pedía. JungKook amaba a su hermano mayor más que a nada en el mundo, era su vida entera y, a pesar de las cosas duras que le decía, quería mostrarle que para él era lo más hermoso y valioso que la vida le pudo haber dado, así que sí, si Jimin quería una disculpa de rodillas, él se hincaría, pero sabía que Jimin era tan bueno que nunca le pediría eso, su hermano era un ángel que fingía ser fuerte sin serlo.