Serial Killers | COMPLETA |

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Miedo.

"Ese miedo de volver a caer en lo mismo,
en aquello que tanto te costó salir."

Y es que el miedo sofoca, paraliza y mata. El miedo a volver a lo que nos destruye nunca acaba, sólo se esconde entre nuestro ser y espera un momento de debilidad para atacarnos y consumirnos completamente hasta desaparecer. Hay veces que ese sentimiento nos hace hacer cosas inimaginables, pero normalmente nos detiene, y aunque queramos huir, siempre nos encuentra. No importa si ocultamos nuestros más oscuros secretos para mantenernos seguros y estables, siempre habrá algo o alguien que logrará sacar nuestros miedos a la luz y ahí es cuando nos daremos cuenta que nos hemos estado mintiendo diciendo que todo ha pasado, que todo está bien, pero la verdad es que no. La sombra sigue inundando nuestra mente, aunque sea en lo más profundo de nuestro ser, ahí está esa sensación que te atrae a volver a lo mismo. Esa ansiedad recorriendo todo el cuerpo aparece frente a ti cuando aquello que creías haber olvidado o superado de repente aparece de nuevo en la puerta de tu vida y te hace sentir pequeño e inseguro; te revuelve todo y sientes que estas a punto de caer. Latidos rápidos, sudoración, pánico, escalofríos, nauseas, nerviosismo, todo se vuelve una tormenta incontrolable. Una pregunta importante sería: Si ese deseo tortuoso que pensabas haber dejado atrás aparece frente a ti, ¿qué harías? ¿Lo enfrentarías para lograr sanar completamente o tus muñecas volverían a pagar el dolor que se genera en tu corazón? ¿Al menos lo intentarías? El miedo es como el juego de las escondidas; permanecer oculto te mantiene estable, pero una vez que te encuentran, debes correr para salvarte. Debes ser más rápido que el miedo, la desventaja aquí es que, una vez que empiezas a correr, ya no te puedes detener a menos que llegues a la base, y hay veces que uno ya no quiere ni puede llegar a salvarse porque el dolor se hizo más fuerte y el miedo inundó todo barco de esperanza.

[10 de marzo 2019]
Min YoonGi, 24 años.
Jung Hoseok, 23 años.
Park Jimin, 21 años.
Jeon JungKook, 20 años

El tiempo parecía estar pasando de la mejor manera para el cuarteto de amigos. En los cinco años viviendo juntos, parecía como si no tuvieran un pasado hiriente del cual querían olvidarse, de igual manera, el camino lleno de piedras por el cual habían caminado, había desaparecido. Todo se sentía como si siempre hubieran vivido bien, como si desde el momento en que llegaron al mundo fueron una familia feliz, pero muy dentro de ellos, en un lugar que creyeron haber cerrado con candado, se encontraba la realidad, aquella que era oscura y fría. Una realidad dolorosa y afilada estaba guardada en el interior de cada uno de ellos, lista para salir y mostrarles que la felicidad no puede durar para siempre, no para ellos.

— ¡YoonGi, feliz cumpleaños! — se escuchó una voz femenina a lo lejos de donde Hoseok y YoonGi estaban.

YoonGi sonrió mientras negaba y volteaba a ver a la chica que corría hacia él para envolverlo en un cálido abrazo. El pelinegro nunca pensó que una persona que no fueran sus amigos lo felicitaría con tanta alegría como Eun-Yeong lo hacía. Ambos se habían vuelto cercanos después de toparse varias veces en la escuela.

— Felicidades al recién graduado — Eun-Yeong lo abrazó y le extendió una bolsa sin decoración —. Te traje un regalo.

— No hacía falta, Eun — contestó YoonGi con una sonrisa tímida, lo que hizo que su novio sonriera —. Además aún no estoy graduado.

— Bueno — alzó sus hombros sin importancia y se sentó frente a Hoseok y él —,  ambos terminaron ya su carrera, sólo es cuestión de que les den el papel que diga eso y listo, serán unos grandes empresarios — sonrió ampliamente.

— Acabamos de empezar, y aunque nos va bien, aún nos falta mucho para llegar a ser grandes empresarios.

— Seok, déjame echarles porras — dijo ella con un puchero en los labios —, sé que serán exitosos, pero dejemos de hablar de trabajo. Que espero me contraten cuando yo me gradúe, sólo deben esperar un año más, ¡eh!