Ojos Carmesí

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OBSERVSCION: La narración está hecha por Mew Laknara uno de los personajes




















Ninguno de los aldeanos le prestó atención Gulf mientras caminaba por la aldea con la capa de su hermana. Nadie pudo haberle reconocido, eso era seguro. Salió de su casa con la canasta en las manos y la mirada hacia el suelo, se olvidó de su madre y de cualquier persona por algunos minutos para tener la mente fría y lograr llegar al bosque sin que nadie sospechara lo que planeaba hacer.

-¿De verdad iras con todos los demás Steven?

-Por supuesto, si el hacha está en esa casa solo tenemos que ir y apoderarnos de ella.

Nuestro valiente jovencito se topó con una interesante conversación mientras caminaba hacia el bosque.

-¿Así que se la regresaras?

-A ese muñeco de porcelana no le interesa en lo más mínimo esa arma.

-¿Eso es un, no?

-¿Por qué devolvérsela si no le interesa?

-¿Estás seguro?

-Completamente.

-Como digas, pero no finjas que ese chico no te interesa.

-No sé de qué hablas.

-No mientas, los dos sabemos la verdad, y yo más que nadie sé que en realidad a ti te...

Gulf no podía detener su caminar y por tanto entre más se alejaba menos podía escuchar la plática a la que había prestado su atención. Sin poder hacer nada se mordió el labio tras no haber podido terminar de escuchar la plática. Hechó una mirada más a la aldea, que se alejaba poco a poco, y entró en territorito del bosque.

Cuando llegó a un sitio donde nadie pudiera verlo quito la capa sobre su cabeza y miro a su alrededor contemplando la belleza del bosque; las aves cantaban, los peces silbaban, y los insectos tarareaban para crear la más bella melodía jamás escuchada por los que no son capaces de respirar y tomarse un momento en su vida para relajarse. En Pandora todo bosque es luminoso y hermoso por los días, pero por las noches se vuelven oscuros y peligrosos. Lo más sensato era llegar lo antes posible a su destino y llevar a cabo sus planes pero, en un descuido por la belleza a su alrededor, no logró notar un par de ojos carmesí que lo captaron y seguían curiosos su caminar por el bosque.

-¿A dónde te diriges intruso del bosque? -dijo una voz grave después de unos cuantos minutos caminando a su destino.

-Voy a casa de mi abuela -contestó nuestro joven azabache mientras buscaba con la mirada al dueño de esa voz.

El dueño de aquella voz se dejó ver después de un par de minutos. Un solitario lobo de pelaje negri; era alto y musculoso, pero lo que extrañó al pelinegro fue su postura rígida y su cara sin expresiones. Llevaba puesto lo que debió ser una camisa negra de tipo encaje que con el tiempo se habría desgastado, por consiguiente, se veía extraña y levemente atractivo. Gulf apretó los puños y lo miró con frialdad.

El lobo lo miró detenidamente, juzgando su mirar hacia él. La respuesta que el guapo pelinegro le otorgó ya la había escuchado con anterioridad, sin embargo ahora era un niñete y no una linda niña la que la pronuncio.

Después De Caperucita Roja Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora