Sueños y Miedos
Ambos corrían siguiendo el rastro que ya era notorio o al menos ya podían percibir fácilmente. Ambos híbridos corrieron como si la vida les dependiera de ello, pues en cierto modo, así era. No tardaron mucho en llegar hasta donde la presencia de su humano compañero era más fuerte, pero al llegar hasta él... la escena les rompió el corazón de maneras que jamás creyeron posible.
El joven se encontraba de rodillas en el suelo, con las manos sobre sus oídos apretándolos con fuerza y con la frente sobre sus piernas. Todo su cuerpo estaba temblando excesivamente mientras murmuraba o tarareaba lo que parecía ser un canto de cuna.
–Gulf –susurró la chica en un primer intento por hacer reaccionar al chico. –¿Puedes escucharme?
Pero el ni siquiera se inmutó, continuó en aquélla posición cantando cada vez más alto mientras apretaba con más fuerza su cabeza, tal como si quisiera aplastársela él mismo. Ninguno de los dos acompañantes del chico se atrevía a dar un paso más para acercársele.
–Gulf –habló el mayor de los tres con suma preocupación y dolor en su voz. –Amor...
–Kao –contestó finalmente el menor entre sollozos.
El lobo se fue acercando –lento pero seguro– hasta topar con el menor y le tomó por los hombros lentamente para alzar su cabeza y así poder mirar su rostro. Pero ese no eran el chico que amaba desesperadamente, tenía que ser alguien más...
La mirada del pelinegro no tenía brillo, en lo absoluto, estaba vacía y falta de vida, a lo que el mayor no pudo más que soltar un par de lágrimas involuntariamente.
–Perdóname, Gulf, no soy capaz de protegerte.
La chica detrás de él recargó su mano en su hombro brindándole con ello el apoyo que tanto necesitaba.
–No sé qué es lo que tengo que hacer –le habló el lobo, refiriéndose a su amiga. –Yo no...
–Yo sé de algo que cura cualquier pesar –le cortó el pelinegro aun con la mirada perdida.
–¿Qué es? –Suplicó el mayor moviéndole levemente. –¿Qué puedo hacer para hacerte sentir mejor, como hago para aliviar tu dolor?
Los ojos del lobo ya no podían contener las lágrimas que peleaban por salir, sus mejillas estaban completamente húmedas y brillantes por la luz de luna que se reflejaba en ellas mientras que su respiración se volvía pesada y rígida.
–Un abrazo...
Kao no podía creer lo que el menor le pedía, si bien, este parecía ido su voz mostraba esa cordura y sensatez que marcaba notoriamente al menor. ¿Un abrazo? ¿De verdad era todo lo que necesitaba?
El mismo agarre que tenía se volvió dulce, pegando al menor a su pecho y apretándolo más y más. El latir de sus corazones aparecían ir a la par.
–No me dejes –susurró más de una vez el menor de los tres antes de volver a ese canto de cuna.
Un par de ramas se rompieron contra el suelo alertando a los no humanos. Pero no era nada por qué preocuparse, solo fue un cuervo salvaje que quiso tomar una nuez del suelo para llevarla a casa.
–Creo que el peligro pasó.
–Aún no lo asegures, Rin.
–Él ya nos hubiera atacado de ser diferente –comentó la chica antes de acercarse al menor y rozar su frente con la suya. –Me iré a la puerta de luz primero.
–¿Qué...?
–Hemos perdido mucho tiempo y necesitas regresar a Gulf a la normalidad. Habla con él, cuéntale todo y les veo alla cuando estén bien, ¿de acuerdo?
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Después De Caperucita Roja Adaptación
FantasyHistoria Original de: @Snnyzll Tengo el permiso de la autora para adaptar esta historia. Lean la nota de la autora original yo solo cambie el nombre del personaje. NOTA DE LA AUTORA Hola a todos, un saludo afectuoso para cualquiera que quiera leer e...