El Cielo Esta Cantando

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Hola mis queridos lectores se que he tardado en actualizar pero tratare de hacerlo los fines de semana que es cuando más libre estoy.












Parpadeo y sacudo la cabeza con delicadeza. Duele, demasiado. Me percato de la mirada de todos en la habitación, pero las ignoro. O al menos eso intentaba...

–¿Estas bien? –me cuestiona la amiga de Kao con una cara que soy incapaz de reconocer, ¿acaso eso es una mezcla de preocupación y odio? Debo estar malinterpretando.

–Perfecto –miento descaradamente para que su atención deje de fijarse en mí.

No pasa ni un segundo y ya me encuentro, de nuevo, prestándole toda mi atención. Ella sigue llorando entre los brazos del pelinegro humano y yo... yo no puedo hacer nada para consolarle. ¿Acaso soy incapaz de ayudarle?

Los recuerdos nos ahogan, ya no es solo ella, ahora yo también comienzo a perderme en ellos...

Ahí estoy otra vez, como lo hacía cada mañana. Dos golpes fuertes en el árbol hueco y mi arco con flechas caen a mis pies siendo revelados de su elaborado escondite. No tardo nada en colgarlos sobre mi hombro y salir corriendo a donde sabía con exactitud que ella me aguardaba.

–Llegas tarde –me recrimina como siempre al salir corriendo a los profundo del bosque.

–Te dije que esta vez iría solo.

–No puedes cuidarte solo, tonto.

–Claro que puedo.

El mismo recorrido, las mismas palabras, las mismas acciones, los mismos juegos, rutina... tanto me había acostumbrado a todo aquello que dolió demasiado cuando cambió. De pronto ya no nos veíamos a diario ni con la misma frecuencia, pues ella estaba con él.

–Es tan lindo –me decía ella una y otra vez cada que caminábamos rumbo a la espera de panes o frutas en la aldea. –No puedo creer lo especial que es, Non... ¿acaso estaré enamorada?

Amor. Ese concepto tan universal y básico en el mundo. Todos hablan de él con esperanza, sí, real esperanza de vivirlo en carne propia pero, en realidad, nadie sabe lo que desea. Nadie sabe que, en realdad, el amor no está hecho para débiles.

–La amo, Non, ella es simplemente increíble –comentaba él.

–No tienes por qué decírmelo –hablaba serio para, después de unos momentos, fingir que aquello no me dolía como en realidad lo hacía. –Soy su mejor amigo, ¿recuerdas?

–Como olvidarlo... también eres mi mejor amigo.

–Solo soy el que hace mal tercio.

–No digas eso –golpeaba mi hombro con sutileza. –Sabes que te queremos.

Amar... Querer... Amar y querer... Cuanta diferencia para hechos tan parecidos.

La caza por el bosque se convirtió poco a poco en sutiles formas de espionaje, ¿para qué? Solo para romper más y más mi corazón al verles juntos.

–Le amo –me decían ambos una y otra vez, en diferentes lugares, mientras yo callaba.

Mis mejores amigos enamorados y yo no podían hablar. ¿Cómo decirles que, sin saber cómo sucedió, yo también la amaba?

Para y rebobina. Por mucho que duela... Stop. Rewind. Play.

Me levanto de la cama con pesadez pero despierto al momento en que el agua fría toca mi cuerpo. El sol aun no hace su aparición pero, incluso así, me doy un baño rápido para salir de casa y caminar por el bosque hasta aquel riachuelo tan bello.

Después De Caperucita Roja Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora