La Rinya De La Discordia

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Desnudos, frente a frente, una figura delgada y pálida junto a otra con algo de musculatura, se preparaban para unir su cuerpo y alma. Un beso prolongado es lo que daba a inicio a un exquisito erotismo que ponía tensa la piel de ambos. Sus bocas comenzaban una succión que hacia acelerar el deseo de su piel, espasmos deliciosos les cortaban la respiración, su corazón latía con mayor ímpetu, y así comenzó un vaivén desenfrenado con sus húmedos cuerpos. Los gemidos en el lugar se agudizaban.

De pronto se aumentó la succión de sus bocas. La figura musculosa, un sexy lobo de pelaje plateado, sintió un líquido extraño dentro de su boca y escupió en su mano para observar. Un líquido tibio y color rojizo recorría su palma. Sangre. ¿Pero de donde fue qué…?

Un golpe sordo le hizo mirar, ahí, frente de él se encontraba un cuerpo. Ver aquella figura oscurecida en el suelo lo descontroló, no sabía dónde estaba o que es lo que estaba haciendo. El pánico le inundó, quiso salir de ahí rápido pero otros cuerpos le impidieron su huida; no era solo un cuerpo a su alrededor, eran muchos, tal vez una docena y todos se encontraban desgarradas sin piedad ni compasión. Aquella era una matanza que el mismo lobo había ocasionado. La tristeza del mundo cayó sobre él, quien observaba horrorizado la escena. Sus manos temblaban ante lo sucedido y sus ojos se nublaron ante la tristeza.

–¿Por qué siempre lo haces?

Una voz en el lugar, como un ser supremo se escuchó.

–¿Por qué no puedes controlar a tu asesino interior?

El lobo no contestaba.

–Esta vez no podré detener tu castigo Kao…

Y lo que siempre trató de evitar se apoderó de su pecho. Una leve briza, cual alas de colibrí al pasar, detuvo su corazón por completo. Tenía la oportunidad de decir algo más, lo sentía en su ser, su última frase, quizá, y saco lo que más guardaba en su corazón.

–Lo siento… –murmuró el lobo antes de sentir como la vida se alejaba de él.

Kao abrió los ojos con el corazón a mil.

Un techo desconocido, esa era su vista. Trataba de respirar lentamente mientras intentaba recordar donde se encontraba. Estiró su palma frente a su cara, esa situación se sentía como un retroceso, eso que los humanos llaman como Dejavu, era realmente extraño para él.

–Mew…

Tras su susurro sintió un movimiento en su costado, su pequeño amante se movía lentamente en pequeños lapsos, como si quisiese despertar sin conseguirlo del todo. El lobo contempló al chico pelinegro con atención. Se perdió por completo en ese maravilloso ser. ¿Pero qué tan dispuesto estaba para sufrir por él? ¿Cuál era ese límite? La respuesta estaba clara en su mente, la noche anterior se entregó en cuerpo y alma a aquel bello ser que ahora descansaba a su lado.

–¿Tú… me perdonaras? –Soltó a su amante sabiendo que no le escuchaba–. Si tú supieras la verdad sobre quien soy, ¿estarías conmigo?

Sin nada más que se le ocurriera decir se levantó para salir de la cama y ponerse algo de ropa. Al escuchar unos ruidos fuera de la casa se apresuró averiguar que o quien era el dueño, no sabía lo que se iba a encontrar:

–¿Preciosa noche no lo crees así Kao?

–La mejor de mi vida, Rinya –contestó el lobo en tono molesto. –Así que no arruines mi buen humor y lárgate antes de que haya problemas.

–Pero que mal tratas a una amiga que viene a saludar –aquella chica era un Pantera negra y vieja conocida del lobo.

–¿Cómo sabías que estaba aquí?

Después De Caperucita Roja Adaptación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora