Después De Caperucita Roja Adaptación

Los Primeros Pasos

Mientras los minutos pasaban los nervios del pelinegro aumentaban. Tenía tantas dudas en su cabeza que no podía con ellas, se estaba volviendo loco de preocupación y nerviosismo injustificado.

–Pensándolo bien, tal vez no sea buena idea que yo vaya...

–No piensas echarte para atrás ahora, ¿o sí?

–Podría no agradarle, además es mejor que ellos dos hablen a solas, ¿no crees?

–Ya basta, Gulf –se exasperó la pantera. –Solo vas a conocer a tu suegra y eso no es la gran cosa.

–No lo digas así Rinya, me dan más escalofríos de lo que te imaginas –el pelinegro se abrazó a si mismo tratando de imaginar la situación. –Además ella es una deidad, los mortales no podemos conocer deidades como si fueran...

–¿Me estás diciendo que le tienes miedo?

–No exactamente, pero...

–Ella debe estar viéndonos en este momento, pensando en lo buen muchacho que eres y en todo lo bueno que tu existencia le traerá al lobo malhumorado de su primogénito, así que relájate, cuenta perales y, rápidamente, trae lo que tu novio te pidió para el viaje.

–Tal vez deba decirle que no iré.

–¿Te arriesgaras a que se enoje contigo?

–Ustedes no entienden –puchereo el azabache. –Esto supera por completo mis límites.

–Lo sé, Mew puede ser algo... intimidante. Pero ella no es lo que aparente... Y ustedes se aman, vas a tener que conocerla tarde o temprano.

–Pero...

–¡YA BASTA! –Soltó una molesta chica sentando al pelinegro en la entrada de su casa. –Escucha, Mew es completamente lo opuesto a lo que debería de ser alguien de su linaje, demasiado buena si puedo decirlo, pero Kao quiere que la conozcas, deberías sentirte honrado.

–¿Tú la conoces? –una extraña sensación llenó el pecho del menor, el que el lobo compartiera el viaje a su casa con él era un sueño hecho realidad pero, el saber que ya lo había hecho con alguien más bajo sus ánimos de forma sorprendente. –¿Él te la presento?

–Claro que no, tú eres el único que gozará de ese privilegio –la chica se sumergió en sus recuerdos antes de continuar. –Yo conocí la Mew cuando me condenaron, entonces fue que lo conocí al lobo. Pero sabes... me encantaría ser un ave en la ventana cuando ese idiota te presente con su madre, ni siquiera tengo una idea de lo que le dirá.

El estómago del menor se contrajo con las palabras de la chica y sus ojos ardieron como nunca en la vida pero, afortunadamente, llegó el lobo de pelaje plateado a escena para controlar la situación.

–¿Y a ustedes que les pasa? –Preguntó el lobezno extrañado por la mirada de ambos chicos.

–Nada –contestó la chica entre risitas. –Gulf tiene miedo de conocer a su suegrita –y antes de escuchar algún comentario de alguno de los dos, la chica comenzó a saltar a dentro de la casa.

–No le creas nada de lo que te haya dicho, ¿entiendes?

–¿Eh?

–Rinya siempre exagera cuando se trata de mi madre –el lobo ayudó a ponerse de pie al menor tomándolo de la cintura. –Sé que le agradaras –susurró dulcemente en su oído.

–¿Y si no es así? –preguntó el menor casi sin voz.

–Realmente estas asustado –se burló el mayor mostrando su espectacular sonrisa.

–No me molestes, Kao, no tienes idea de... –no fue capaz de continuar, la boca del lobo le impedía hablar o respirar. Un beso dulce, lleno de pasión y amor, había comenzado.